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RESUMEN.
Los límites para el aumento de peso ideal de una mujer embarazada y el patrón de ganancia de
peso han sido poco estudiados en nuestra región. Los objetivos fueron: 1) construir una nueva curva de distancia del índice de masa corporal (IMC) para evaluación nutricional de la embarazada; 2) calcular la
ganancia media de peso semanal y total por trimestres, y 3) comparar la nueva curva con un estándar propuesto
como referente. Se incluyeron 326 embarazadas antes de la 16ª semana en el Hospital Sardá (Buenos Aires)
entre 2001 y 2002. Se midieron peso, talla, perímetro braquial y pliegue tricipital. Se calcularon media, desviación
estándar y coeficiente de variación (CV). Los percentilos reales 3 al 97 del peso y del IMC materno para la
edad gestacional entre la 12ay 42a semana se calcularon mediante interpolación polinómica. El CV alcanzó un
valor máximo del 18.4% después de la 28a semana. El promedio del IMC preconcepcional fue de 24.2 kg/m2 +
4.5 y el 96% de los recién nacidos fueron de término con un índice ponderal de 2.7 + 0.2 g/cm3. Los incrementos
de peso fueron 0.600 kg + 0.473, 6.476 kg + 3.739 y 5.388kg + 4.233 para el 1°, 2° y 3° trimestres respectivamente.
Se observó concordancia entre la media de la nueva curva y el límite superior de la categoría “normal”
de la curva actualmente recomendada. Los nuevos estándares de la ganancia de peso según peso e IMC
permitirán lograr un adecuado control del incremento de peso gestacional.
1. INTRODUCCIÓN.
El peso al inicio del embarazo así como la ganancia
neta de peso durante la gestación están significativamente
asociados con el peso del recién nacido (RN)1.
Los límites para el aumento de peso ideal de una mujer
que desea embarazarse y el patrón de ganancia de peso
trimestral durante el embarazo han sido relativamente
poco estudiados, especialmente en nuestra región2-4.
Una adecuada clasificación nutricional permitiría una
mejor identificación de los riesgos asociados a desnutrición
y obesidad materna: bajo peso del RN, enfermedades
del embarazo, distocias y complicaciones del parto y
puerperio5,6.
Además contribuiría a evitar un incremento excesivo
de peso en la embarazada reduciendo el riesgo de obesidad
que en los últimos años se ha duplicado7, así como
a contribuir a una asignación más eficiente de los recursos
de la atención primaria.
A su vez, el Ministerio de Salud y Ambiente de la Nación,
adoptó como estándar de referencia la curva publicada
por el Centro Latinoamericano de Perinatología y
Desarrollo Humanos (CLAP-SMR/OPS/OMS) que utilizó
el peso materno durante la gestación de 43 embarazadas
uruguayas en 19838, por lo que actualmente podrían
existir cambios.
Para evaluar el estado nutricional del adulto tradicionalmente
se ha utilizado la relación peso/talla, que se
obtiene comparando el peso real con un peso de referencia
o “ideal” para la talla, derivado de los datos de la
Sociedad de Actuarios de EE.UU., que fueron generados
hace más de 50 años9.
En los últimos años la Organización de las Naciones
Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la
Organización Mundial de la Salud (OMS) han propuesto
evaluar el estado nutricional de la mujer embarazada
por medio del IMC, que se obtiene dividiendo el valor del
peso (kg) por el de la talla (m) al cuadrado. Este indicador
ha demostrado una buena asociación con el grado
de adiposidad y con el riesgo de enfermedades crónicas
no transmisibles, y tiene la ventaja de ser fácil de calcular
y de no requerir un estándar de referencia6,10.
Por consiguiente, los objetivos del presente estudio
fueron: 1) construir una nueva curva de distancia del IMC
para evaluación nutricional de la embarazada; 2) calcular
la ganancia media de peso semanal y total por trimestres,
y 3) comparar la nueva curva con el estándar de
Atalah y col.4, propuesto como nuevo referente en la región.
2. MATERIALES Y MÉTODOS.
Se trata de una investigación observacional y longitudinal tipo
cohorte. Entre marzo de 2001 y abril de 2002 las embarazadas
que concurrieron espontáneamente al Hospital Materno
Infantil Ramón Sardá de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
para su control prenatal antes de la 16a semana de gestación
fueron invitadas a participar del estudio. Se adoptó este
criterio de inclusión ya que es posible utilizar como indicador
del estado nutricional pregestacional el peso del primer trimestre
o antes de la 16a semana de gestación1.
Se excluyeron las mujeres con embarazo múltiple, malformaciones
fetales graves y enfermedad Rh. Se eliminaron del
estudio los casos de abandono del control prenatal, muerte
fetal e hidrops fetalis.
Si la paciente aceptaba participar firmaba el consentimiento
informado y en el primer control una obstétrica previamente
entrenada media el peso, la talla, el perímetro braquial y el
pliegue tricipital. Para las determinaciones de hematología y
bioquímicas se le extraía sangre en el Laboratorio Central de
la Maternidad12. En el puerperio inmediato se registraba el
peso materno, además del peso, talla, perímetro cefálico, pliegues
tricipital y braquial del recién nacido (RN), calculándose
posteriormente el índice ponderal (IP, g × 100/ cm3).
El control prenatal se realizó según normas de la institución,
a cargo de médicos obstetras que desconocían la condición
de “participante” en el estudio, y las madres no tuvieron
ninguna restricción dietética. La edad gestacional (EG)
se estimó utilizando la fecha del último período menstrual, y
en caso de discrepancia de ± 10 días con la estimación por
biometría fetal antes de la 20a semana de gestación, se adoptó
esta última13.
Para el cálculo de los estadísticos de cada semana de
gestación y siguiendo las recomendaciones del Instituto de
Medicina2 y del Estudio Colaborativo de la OMS6 se seleccionaron
entre las 326 embarazadas que aceptaron participar
aquellas madres sin antecedentes de enfermedad durante el
embarazo, cuyo último control hubiera ocurrido 7 días o menos respecto de la fecha de parto y cuyos hijos pesaran más
de 3000 g al nacer (n = 243), ya que tienen durante el embarazo
pesos muy diferentes de aquellas madres cuyos RN
son más pequeños, lo cual indica que este subgrupo puede
constituir una base adecuada para establecer una referencia
normativa10,14.
Para el análisis estadístico se dispuso de los pesos (kg)
e IMC (kg/m2) maternos entre la 12a y 42a semana de gestación.
Si el intervalo entre las fechas era menor de 1 semana
se aceptaron como semanas completas. Para cada intervalo
de clase se calcularon: media, desviación estándar (DS), coeficiente
de variación en porcentajes y los percentilos reales 3,10,25,50,75,90 y 97. Para suavizar las curvas de peso
materno e IMC para la edad gestacional y por el método de
los cuadrados mínimos se exploraron modelos polinómicos
ponderados de 2° a 5° grados. En base a la suma de los residuos
cuadráticos (R2) se halló el polinomio de 4 grado como
el más apropiado (y = a + b1x1 + b2x2 + b3x3 + b4x4 ). Las bondades
del ajuste fueron analizadas por medio del error
estándar del ajuste esperado en función de los desvíos
cuadráticos entre el dato observado y el interpolado. Los gráficos
se generaron en forma automática con el programa
Microsoft Office Excel 2003.
Para el cálculo de las ganancias medias de peso (GP, en
kg) se utilizaron las siguientes fórmulas<sup>15</sup>: Ganancia media de
peso semanal del 1er trimestre (< 14a semana) = Ultimo peso
1er trimestre – Peso preconcepcional / EG del último peso
del 1er trimestre. Ganancia media de peso semanal del 2º o
3er trimestre (14a – 27a> y ≥ 28a semana) = Último peso trimestre– Primer peso trimestre / No semanas entre observaciones
(1a y última). Ganancia de peso total por trimestre: 1°
y 2° trimestre = Ganancia del peso semanal del trimestre x
14; 3er trimestre = Ganancia del peso semanal del trimestre
x 12. Ganancia de peso total al parto: Sumatoria de la ganancia
de peso de los tres trimestres.
Se utilizaron los programas Excel (Microsoft) y Statistica
(Versión 6.0, Statsoft, Tulsa, OK). El protocolo fue aprobado
por el Comité de Etica de la Maternidad Sardá.
3. RESULTADOS.
El 76% de las mujeres eran argentinas, 10.4% bolivianas,
8% peruanas y 5.6% paraguayas; 61.5% provenían
de la provincia de Buenos Aires, 79% vivían en unión
estable y el 58% tenía educación secundaria completa.
La edad media de las madres al ingreso fue 26.3 + 5.7
años (IC 95% 25.5 – 27.1) y 41% eran primigestas.
El primer control prenatal fue precoz (antes de la 16<sup>a</sup> semana de gestación), el promedio del número de visitas
fue 8.2 ± 1.6, siendo la edad gestacional registrada“con dudas” en el 8.9% (IC 95% 6.3 – 12.4) (Tabla 1).
Las enfermedades obstétricas fueron de baja incidencia,
excepto la rotura prematura de las membranas ya que el
protocolo del estudio exigía el registro tanto antes como durante el trabajo de parto (Tabla 2).
Según estándares internacionales2, la proporción de madres con IMC bajo (<19.8 kg/m2) fue de 9.63%, normal
(19.8 – 26 kg/m2) 63.4%, sobrepeso (26.1 – 28.9 kg/
m2) 14.9% y obesidad (≥ 29 kg/m2) 12.4%, siendo el promedio
del IMC preconcepcional de 24.2 ± 4.5 kg/m2 .
En la Tabla 3 se observan las características de las madres y de sus RN en el puerperio inmediato. El promedio del incremento del IMC desde el comienzo del control prenatal (14a semana) fue de 3.1 kg/m2, 12.2% (IC 95% 4.3 – 30), mientras que desde la etapa preconcepcional alcanzó 4.3 kg/m2,17.7% (IC 95% 7.3 – 37). El 96% de los RN fueron de término y el 94% de peso adecuado para la edad gestacional con un adecuado índice ponderal (2.7 ± 0.2 g/cm3), siendo baja la incidencia de bajo peso (< 2500 g) y muy bajo peso (< 1500 g), no registrándose deserciones, muertes fetales, malformación ni hidrops fetalis (Tabla 4). Las Tablas 5 y 6 presentan los percentilos 3 al 97 del peso e IMC para las semanas 12a a 40a respectivamente. La variabilidad, como era esperable, fue mayor a menor edad gestacional, alcanzando un valor máximo del 18.4% después de la 28a semana.
En la Tabla 7 se presentan los incrementos semanales de los tres trimestres, pudiéndose apreciar que, desde una ganancia casi neutra en el primero se alcanzó 476 gramos por semana en el tercero, siendo el segundo trimestre el de máxima ganancia de peso (6.47 kg). El incremento de peso total durante la gestación alcanzó a 12.46 ± 3.13 kg.
En la Fig. 1 se presentan las curvas de distancia del
IMC según la edad gestacional como percentilos 3 al 97
mediante la interpolación polinómica, pudiéndose observar
curvas más estrechas hasta el percentilo 50. Los ajustes,
estimados por el R2, oscilaron entre 0.925 para el
percentilo 3 hasta 0.406 para el percentilo 97 (datos no
presentados).
En la Fig. 2 se puede apreciar una casi completa concordancia
entre la media de nuestro estudio y el límite
superior de la categoría nutricional “normal” de la curva
de Atalah4, empleando el IMC.
4. DISCUSIÓN.
Debido a que en la región se está utilizando una curva
realizada en Chile4 y que nuestro país no cuenta con
estándares actualizados elaborados con embarazadas
se decidió efectuar el presente estudio que intenta describir
simultáneamente dos indicadores muy trascendentes
asociados a la salud materno-infantil (peso e IMC) y
cuantificar la ganancia de peso semanal y trimestral. Tanto
el peso materno, fácil de registrar, así como el índice de masa corporal, que sólo requiere el uso de un nomograma,
son dos técnicas apropiadas y de bajo costo e
importantes en el momento de detectar desviaciones
durante el control prenatal.
La utilización de un único estándar o referencia para
la evaluación de un parámetro biológico es una de las condiciones necesarias para la tarea clínica eficaz, para
una evaluación de las intervenciones, para comparar información
y para la confección e interpretación de estadísticas
de salud. La OMS6 recomienda que para la evaluación
nutricional deben emplearse dos tipos de tablas: referencias y estándares. Las tablas de referencia son
confeccionadas con muestras de amplios sectores de la
población sana de una región y son representativas de
ella. Tienen solamente un carácter descriptivo.
Por el contrario, los estándares son confeccionados a
partir de una muestra altamente seleccionada de la población
sana, entendiendo por sano la ausencia de enfermedades
específicas y de condiciones manifiestamente
adversas para el crecimiento, así como en condiciones
socioeconómicas y ambientales favorables. Tienen
un carácter prescriptivo, o sea, muestran cómo debe ser
el crecimiento durante la gestación y es el objetivo del
presente estudio.
Como fortalezas del estudio pueden mencionarse la
recolección prospectiva de los datos, la muestra altamente
seleccionada y correspondiente a varias nacionalidades,
la confiabilidad en la estimación de la edad gestacional,
que los observadores (clínicos) desconocían los objetivos
del estudio y la limitación del análisis a aquellos embarazos
sin enfermedad y cuyo último control hubiera
ocurrido con una anterioridad de 7 días o menos respecto
de la fecha de parto y con un peso del RN mayor o
igual a 3 kilogramos. Es de destacar que se incluyeran
para análisis final 1920 datos antropométricos entre la 12a y 40a semanas de gestación, correspondientes a 243
embarazos.
Las limitaciones del estudio son la elevada variabilidad,
observada especialmente en cortas gestaciones, y
que no se analizaron los resultados según la clasificación
del IMC propuesta por el Institute of Medicine (IOM)2,
ambas debidas al escaso tamaño muestral. Sin embargo
y hasta tanto se realice el estudio de validación de las
presentes curvas y comparado con la curva chilena, actualmente
recomendada en nuestro medio4, el percentilo
50 separa netamente la zona de normalidad del sobrepeso-
obesidad, que alcanzó el 40% en el primer trimestre
y se presenta como el principal desafío nutricional
durante la gestación a enfrentar en futuros estudios5.
Esto concuerda con la Encuesta Nacional de Nutrición
y Salud realizada por el Ministerio de Salud y Ambiente
de la Nación, Argentina 2004 (datos no publicados)
sobre 2692 mujeres no embarazadas entre 19 y 49
años del Gran Buenos Aires, donde la prevalencia de
sobrepeso-obesidad alcanzó el 43.2%.
La muestra analizada presentó resultados maternos
similares al de un estudio anterior, pero de mayor tamaño
muestral, realizado en la Maternidad Sardá1, particularmente
en la educación materna y antropometría, lo
que sugiere la ausencia de sesgo de selección.
La baja incidencia de enfermedades médicas u obstétricas,
excepto el sobrepeso/obesidad, presupone una
población sana en términos generales.
La medición del perímetro braquial en las embarazadas
está sujeta a controversia ya que supone que existe
relación entre los pliegues cutáneos y la grasa total del
cuerpo. Sin embargo, durante la gestación se produce
una reubicación de los depósitos de grasa existentes
desde localizaciones centrales a periféricas para dar cabida
al feto en la cavidad abdominal14. El valor hallado en el presente estudio (26.6 ± 3.8 cm) concuerda con
uno chileno (26.9 cm con IMC normal)4.
La media del peso de nacimiento (3299 ± 488 g) fue
similar a lo observado para el mismo período en la Maternidad
Sardá16. El índice ponderal o índice de Roher
parece ser más sensible que el peso del RN en identificar
riesgos neonatales de morbilidad relacionados con
alteraciones del crecimiento intrauterino, además de ser
independiente del sexo17. En un estudio uruguayo del
Sistema Informático Perinatal (OPS/OMS) que incluyó
26770 registros de madres sin enfermedades entre 1995
y 199918, el percentilo 50 del IP a la semana 40ª fue de
2.81 g/cma, similar al de un estudio previo en la Maternidad
Sardá19 (2.80 ± 0.37 g /cm3) y ligeramente superior al
del presente, atribuible a los exigentes criterios de selección
y mayor tamaño muestral. Filho y col., estudiando
las características antropométricas de 549 RN a término
en Pernambuco (Brasil) entre 1993 y 1994, hallaron un
IP de 2.69 ± 0.19 g /cm3.
Más del 90% de los recién nacidos fueron clasificados
como de peso adecuado para su edad gestacional
(entre percentilos 10 y 90), mientras que las tasas de
bajo peso (2.1%) y muy bajo peso (0.3%) estaban por
debajo de los valores históricos, probablemente atribuible
al estado nutricional preconcepcional, a los rigurosos
criterios de selección y control prenatal y a la baja incidencia de enfermedades. No se puede descartar que la
adhesión voluntaria al estudio haya provocado un sesgo
de selección entre aquellas mujeres con mayor información
y concientización sobre las ventajas del control prenatal
precoz y periódico. Esto coincide con la tasa de
prematurez observada (3.7%, IC 95% 2.1-6.5), muy inferior
a la informada en toda la población en 2001 (8.6%,
7.9-9.3)16.
Siguiendo las recomendaciones de OPS/OMS10 la presente
curva se confeccionó con el método polinómico
(LMS) y evalúa la pendiente del crecimiento durante la
gestación (“distancia”). La estimación del ajuste de las
curvas puede considerarse adecuada, pudiendo emplearse
en la práctica clínica para monitorear el estado
nutricional durante la gestación. Las irregularidades en
los percentilos 75 a 97 son atribuibles a las embarazadas
con sobrepeso y obesidad (27.3%), lo que motivó
gran variabilidad en la distribución del peso e IMC.
La tabla de referencia propuesta por Atalah, siguiendo
como criterio de clasificación el propuesto por FAO/
OMS para mujeres no gestantes al comienzo del embarazo,
es una construcción teórica basada en datos empíricos
del IMC desde la 10a a la 42a semanas; se divide en
cuatro “zonas” (enflaquecida, normal, sobrepeso y obesidad),
aunque no se especifica cómo se calcularon los
puntos de corte. Se estimó el incremento de peso ideal
para las embarazadas dependiendo de su peso a la 10a semana de gestación y que se asociaba a menor morbimortalidad
materna y fetal4. Por consiguiente, la principal
diferencia con la nueva curva propuesta es su metodología,
especialmente la recolección prospectiva de los
datos en una población seleccionada y la presentación
como percentilos, que permite por un lado un mejor seguimiento
clínico y, desde el punto de vista epidemiológico,
categorizar adecuadamente a las embarazadas
de acuerdo a FAO/OMS6,10.
En estudios recientemente publicados se ha señalado
que el patrón de la ganancia de peso durante el embarazo,
especialmente entre el segundo y tercer trimestres
están asociados a crecimiento fetal, independientemente
del estado nutricional materno pregestacional21-23.
Nuci y col.15, en una cohorte de 3082 embarazos (59%
de la muestra inicial) del sistema público de salud del
Brasil entre 1991-1995 y enroladas entre la 20ª y 28ª
semanas de gestación, hallaron un incremento promedio
de la ganancia de peso en el primer trimestres de
0.18 ± 0.35 kg/semana. En el segundo y tercer trimestre
los incrementos fueron 0.43 ± 0.27 kg/semana y 0.40± 0.30 kg/semana, respectivamente. Nuestros resultados
son muy similares para los dos últimos trimestres, atribuyéndose
la diferencia con el primero al comienzo tardío
del control prenatal y a la mayor incidencia de madres
con sobrepeso-obesidad (30% versus 27.3%). Las ganancias
de peso durante el segundo y tercer trimestres
fueron similares a nuestro estudio (6.0 versus 6.4 kg y
5.3 versus 4.8 kg, respectivamente).
En un estudio retrospectivo que incluyó 2994 embarazadas
en San Francisco entre 1980 y 1990, la ganancia
de peso fue de 2.1 ± 3.3 kg en el primero, 7.7 ± 2.9 kg
en el segundo y 6.6 ± 2.7 kg en el tercer trimestre, concluyendo
que la ganancia de peso durante el segundo
trimestre se relacionaba con el peso de nacimiento24 Hickey y col.25, en un estudio prospectivo que incluyó 415
madres no obesas en Alabama entre 1985 y 1988, comunicaron
que la ganancia de peso semanal fue de 0.49± 0.22 kg y 0.46 ± 0.26 kg en el segundo y tercer trimestres
respectivamente, similares a nuestro estudio.
La ganancia total de peso observada (12.4 kg) coincide
con la recomendada por el Instituto de Medicina (IOM)en 19902 (11.5-16.0 Kg con IMC normal) y con un estudio
anterior en la Maternidad Sardá (12.6 ± 5.2 kg)1.
En una exhaustiva revisión crítica Abrams y col. postulan
que, aisladamente, la ganancia de peso gestacional
(GPG) no es ni sensible ni específica para predecir malos
resultados perinatales y que nadie debería esperar
que sea un método de tamizaje o diagnóstico perfecto.
Resaltan la importancia del patrón de la GPG por trimestres
así como la ganancia de peso total como predictores
del peso de nacimiento, parto prematuro y cambios en la
composición corporal materna post-parto, a pesar de que
la mayoría de las embarazadas estadounidenses no siguen
las recomendaciones del IOM26.
En conclusión, en una población representativa de las
embarazadas atendidas en la mayor maternidad pública
de la ciudad de Buenos Aires, se construyeron estándares
de la ganancia de peso según peso e IMC, con el
objetivo de lograr un adecuado conocimiento del incremento
de peso gestacional así como desarrollar, implementar
y evaluar las mejores estrategias que aseguren a
las madres el mejor resultado posible para sus hijos y
para sí mismas.
5. AGRADECIMIENTOS.
Al Dr. Pablo Durán, Lic. Nutr. María T.
Rinaudo y Obs. Alicia Pécora por la colaboración en la preparación
del protocolo y en la recolección de los datos.
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Autor/es
Carlos Grandi
Guillermo Luchtenberg
Hugo Sola
Epidemiología Perinatal y Bioestadística, Maternidad Sardá, Buenos Aires.
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