En 1890 la bodega de la familia García-Carrión abre sus puertas en Jumilla, Murcia, y marca el inicio de lo que será una de las compañías españolas más relevantes y con mayor proyección internacional. Sus orígenes, sin embargo, arrancan mucho tiempo antes, aunque José García-Carrión, presidente de esta compañía, quita importancia a las fechas: «No es ningún mérito porque es lo que había en Jumilla».
Lo que sí distinguió siempre a esta familia fue su vocación internacional y sus ansias de expansión. Para eso abrió sus puertas la bodega: para exportar a Francia, que por aquel entonces tenía problemas con sus uvas enfermas de filoxera. «En 1890, La Rioja sacaba el vino por tren, por la estación de Haro, y Jumilla en barco, por el puerto de Alicante», comenta García-Carrión.
Mucho ha cambiado la historia en los últimos 117 años, aunque la vocación internacional se haya mantenido viva y se haya renovado. «La última generación, la mía, es la realmente industrial porque hasta mi padre fueron mucho más agricultores», explica este profesional que hoy dirige una compañía que lidera el mercado español de vinos y zumos.
Locuras y trabajo duro
Cuando en 1968 José García-Carrión empezó a trabajar en el negocio familiar tenía 19 años y la empresa facturaba anualmente 90.000 euros. Su primer trabajo fue crear una red de distribuidores por toda España. Su segundo paso, una nueva bodega cerca de Jumilla, y el tercero, el primer tren de embotellado de alta capacidad. Desde el principio, deja claro que la innovación y la tecnología son sus grandes apuestas. Cinco años después invita a su mujer a participar en el negocio haciéndose cargo de Márketing y Publicidad. «Si algo hemos conseguido no ha sido por suerte sino por un trabajo duro y por habernos atrevido a hacer cosas que otros consideraban una locura», explica García-Carrión. Entre sus «locuras» más populares y rentables: el vino de mesa Don Simón. «Envasar vino en brik suponía para muchos un desafío a la tradición. Fueron momentos muy duros porque nos encontramos solos frente a presiones de todo tipo», recuerda. Un año después de su lanzamiento se convierte en el vino de mesa número 1, posición que ha mantenido viva hasta hoy.
Nuevas líneas de negocio
En 1986, la empresa vendía más de 70 millones de litros de vino, pero el consumo comenzaba a decrecer. García-Carrión apuesta por la diversificación y elige el zumo para entrar en el sector de bebidas no alcohólicas y, en una decisión sin precedentes en el mercado español, decide hacerlo bajo la misma marca, muy identificada con las bebidas alcohólicas. Tras los zumos llegarían los néctares, el mosto, la sangría y el té frío y, en 1995, el colofón: la compañía invierte en tecnología de última hora para exprimir naranjas y elaborar gazpacho. «También fuimos pioneros en el lanzamiento del primer zumo enriquecido con calcio y dimos respuesta a nuevas necesidades de los consumidores con Bio Don Simón, néctar sin azúcar, bebida de soja, horchata, etcétera», explica José García-Carrión. Las cremas de verdura y los caldos naturales completan la línea «sin alcohol», mientras que en vinos, la compañía no ha dejado de crecer y diversificarse y hoy está presente en casi todas las denominaciones de origen nacionales.
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