La alerta mundial originada hace meses por la escasez de los productos alimenticios ha dado cabida a múltiples discusiones en todos los ámbitos. Nuestro país no escapa a esa situación por lo que el Colegio de Ingenieros Agrónomos de Panamá(CINAP) organizó el Foro, Seguridad Alimentaria en Panamá.
Uno de los objetivos de dicho foro fue presentar a los asistentes lo más actualizado de las cuatro dimensiones que abarca la seguridad alimentaria (mercadeo, producción, investigación y ambiente) discutir los aspectos relevantes de éstos y presentar las conclusiones y recomendaciones al Ejecutivo, las autoridades del sector, los agroempresarios, los gremios de producción y los candidatos a la Presidencia de la República.
Todo ingeniero agrónomo debe ser un promotor y acompañar al productor en cada ciclo agrícola para lograr mejorar la calidad de vida de éste y sus familias recordó Julio Zúñiga Balbuena, presidente del CINAP, a la vez de incentivar la producción nacional sobre todo granos básicos, evitando la fuga de divisas y llevar precios accesibles a la población.
Por su parte, el ministro de Desarrollo Agropecuario (MIDA), Guillermo Salazar, quien inauguró el evento, destacó que en la actualidad vivimos momentos de gran tensión a nivel mundial no sólo en el ámbito financiero sino, por la garantía que la población de nuestro país y del mundo pueda contar con alimentos suficientes.
Hay un alto porcentaje de la población panameña con bajo consumo de alimentos y deficientes condiciones nutricionales que a su vez repercuten en su poca participación como ciudadanos en las oportunidades ofrecidas. Y en ese línea va dirigido el esfuerzo del Gobierno Nacional.
El foro dio cabida a las consideraciones de Deodoro Roca, representante subregional para Centroamérica de la FAO quien resumió algunos aspectos relevantes de la crisis alimentaria mundial.
Realidad que se caracteriza por largos períodos de bajos precios y distorsiones por competencia de productos subsidiados que desalientan la inversión privada y esfuerzos en producción local de alimentos aunando a la creciente dependencia de importaciones de alimentos esenciales.
Por último, ésta crisis se traduce en que el índice de precios reales subió al 64 por ciento entre 2007-08 después de 30 años de mantenerse estable, el desvío de productos alimenticios como maíz hacia la obtención de biocombustibles, los altos precios del petróleo que encarecen los carburantes, el transporte, los fertilizantes, los agroquímicos elevando los costos de producción y comercialización.
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