Conocida por su vocación frutícola, la localidad de Arbieto llevó, ayer, adelante la décima versión de la Feria del Durazno, de la que participaron unos 200 productores, que pusieron a la venta unas 4.000 cajas del fruto, cada una de ellas de 20 kilogramos.
Pese a los 80 mil kilos a la venta, esta cantidad es 60 por ciento menor que la gestión pasada.
Conscientes de la oportunidad de venta que brinda la feria, los productores arbieteños pusieron a la venta sus mejores duraznos, aunque no en la cantidad de años pasados. Las pérdidas sufridas por las inundaciones redujeron su capacidad de oferta.
Según estimaciones del alcalde de Arbieto, Crescencio Soto, las inclemencias climáticas de los últimos meses han diezmado la producción de durazno del municipio en casi un 60 por ciento.
Por eso mismo, Soto destacó el esfuerzo de los productores por llevar adelante esta nueva versión de la Feria del Durazno, aun a pesar de los efectos que las heladas y las recientes inundaciones han tenido sobre sus cultivos.
La feria
La localidad del Valle Alto, distante a 30 kilómetros de la ciudad, acogió desde tempranas horas de la mañana a miles de visitantes, atraídos por la variedad y calidad de los duraznos que se producen en el lugar.
Al igual que en otras versiones, la Alcaldía y las organizaciones de productores se encargaron de regular el precio de comercialización de las diversas variedades de la fruta, como la Gumucio Reyes, Saavedra y Apote, clasificadas en función a su calidad.
Cada puesto de venta puso en oferta durazno de primera, segunda, tercera, cuarta calidad e, incluso, de calidad extra, con precios uniformes que fluctuaban entre los 10 y 35 bolivianos por cuartilla.
También, hubo espacio para los productos procesados del durazno, como las mermeladas, los refrescos, los licores y los vinagres, que también concitaron la atención de los visitantes.
El evento se desarrolló en la plaza principal de la localidad, desde las 10:00 hasta primeras horas de la noche, y contó con la amenización de grupos folklóricos de la talla de Killamarka, Semilla, Ayopayamanta y los Jalq'as. Como es tradicional, la plaza sirvió también para la venta de platos típicos de la región, como el jataq'o, el musuro y la lawa con choclo.
En esta ocasión fue decisiva la participación de los residentes arbieteños en Estados Unidos, quienes contribuyeron en la organización del evento, según explicó Ernesto Castellón, uno de los residentes.
¡Plazo de matrículación abierto!
