David Esevich nunca había estado en una movilización en Buenos Aires, pero ayer tuvo su primera vez. Confundido en una marea de gente al costado del escenario gritaba, se acomodaba una boina bordó, agitaba una bandera y le decía a un amigo que lo acompañó desde Trenque Lauquen: ''Esto no tiene palabras; nunca había imaginado algo así''.
Como Esevich, miles de productores llegaron ayer a Buenos Aires por primera vez para participar de una movilización rural y, en este caso, unirse en una sola voz contra el esquema de retenciones y pedirles a los senadores que rechacen el proyecto oficial tal cual lo giró Diputados. No había distinción de actividades ni escalas. Sojeros, ganaderos, tamberos y productores de economías regionales como el tabaco estaban juntos. Codo con codo se apretujaban productores chicos, medianos y grandes.
En el fondo, todos llegaron con sus preocupaciones, sus miedos y la expectativa de que haya una resolución en su favor en el conflicto. ''Yo creo que ganamos nosotros, ¿no?'', conjeturaba Esevich sobre el resultado de la votación de hoy en el Senado. ¿Y si eso no ocurre?, le preguntó LA NACION. ''Habrá que seguir peleando, y una forma de protestar será producir menos. Yo ya uso menos tecnología'', respondió.
Eduardo Quinzio, productor de Oriente, en el sudoeste bonaerense, no es la primera vez que venía a Buenos Aires a una movilización del campo. Ya estuvo en otra hace más de 30 años con la Federación Agraria. ''Confiamos en que ganamos (en el Senado)'', expresó. Quinzio este año ya sembró un 30% menos de trigo y acaba de tomar otra medida: alquilará el 50% del campo para no resignar más ingresos. ''Soy un productor chico y después de 37 años le voy a arrendar a un pool de siembra'', contaba.
Con expectativa por lo que ocurrirá hoy en el Congreso, Nelson Horst, de Nogoyá (Entre Ríos), estaba tranquilo. ''Yo tengo fe en que eso se rechaza'', analizaba. Para él, en caso contrario, la protesta también podría seguir bajo la modalidad de producir menos. Y dio un ejemplo: contra 300 hectáreas de trigo que sembró en 2007, ahora no sembró ni un metro de tierra. Cerca de él, Horacio Eder, un tambero de Ameghino, resumía en una frase la mezcla de sojeros, ganaderos y chicos y grandes que se vio en escena: ''Yo estoy acá por todo; tanto por la lechería como la agricultura''.
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