Brasil quiere garantizarse la compra de trigo argentino pero, al mismo tiempo, limitar la venta de vinos argentinos a su mercado.
Esas fueron dos de las conclusiones que dejó la reunión que tuvieron ayer el ministro de Desarrollo, Industria y Comercio brasileño, Ivan Ramalho, y el secretario de Industria de la Argentina, Fernando Fraguío.
Fue un día después de la visita del presidente de Brasil Luiz Inácio ''Lula'' da Silva, en compañía de cinco ministros y junto a una delegación de más de 300 empresarios, en la que coincidió con la presidenta Cristina Fernández en la intención de ''profundizar'' la integración entre ambos países.
La información que apunta a uno de los principales productos de nuestra economía fue tomada por sorpresa y hubo cautela por parte de dirigentes de los sectores vitivinícolas mendocinos y del propio gobernador de San Juan, José Luis Gioja, que hace algunas semanas se entrevistó con el presidente Lula. Gioja dijo que tendrá que hablar para analizar la situación con el secretario de Agricultura y con la presidenta durante su visita de mañana.
Los dirigentes vitivinícolas destacaron que la medida es errónea y advirtieron que existen negociaciones entre los sectores privados de la vitivinicultura de ambos países. Y que en caso de ponerse limitaciones se beneficiará el mercado chileno.
Sin embargo, así como los brasileños quieren comprar más trigo, también insistieron en que están preocupados por la ''invasión'' del vino argentino a su mercado.
En el primer semestre nuestro país habría vendido unas 9 millones de botellas de vino reserva, según mencionó uno de los representantes brasileños, antes de sugerir un aumento del precio mínimo de venta, que pase de 8 a 9 dólares la caja, de modo de preservar la ''competitividad'' de las bodegas brasileñas, que ''se están viendo desplazadas por el vino argentino reserva aún en los sectores de más bajo precio'', señalaron los representantes oficiales brasileños.
Para Sergio Villanueva, de la Unión Vitivinícola Argentina ''desde el punto de vista jurídico y de las autoridades argentinas sería absolutamente disparatada una medida de este tipo''.
Villanueva lo fundamentó en el hecho que ''primero el piso de precios es un acuerdo privado, ya que no está en las reglas del Mercosur, y segundo nosotros estuvimos con el secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería y con el secretario de Industria de la Nación y con ambos quedamos que la posición de Argentina era irreductible en ese sentido, ya que estábamos dispuestos a colaborar con los brasileños en el abastecimiento del mercado, en ayudarlos para la exportación de mostos, en trabajar en el estudio de mercado y en colaborar, de alguna manera, a encontrar un punto de equilibrio'', manifestó Villanueva, en lo que también coincidió el gerente de Bodegas de Argentina, Juan Carlos Pina.
Sergio Villanueva destacó que en su momento advirtió a los funcionarios argentinos que resultaba inaceptable que se le pidieran a nuestro país limitaciones cuando Brasil tenía barreras abiertas con Europa y Chile''.
Juan Carlos Pina destacó que ''actualmente estamos haciendo un enorme sacrificio con el precio del vino que exportamos para que Brasil pueda trabajar, entonces no sé que están buscando ahora''.
Agregó que ''en el 2004 la Argentina paró la importación de línea blanca y calzado y los brasileños apuntaron también al vino. Fuimos una prenda de pago y no tuvimos nada más que negociar el acuerdo de los 8 dólares por caja. En ese momento no había piso'', indicó Pina.
¡Plazo de matrículación abierto!