Uno de los grandes placeres de viajar por el mundo es conocer nuevas culturas y, con ellas, probar diferentes tipos de alimentos y preparaciones culinarias. Sin embargo, esta forma de turismo puede convertirse en un riesgo para nuestra salud si la realizamos en países tropicales o en vías de desarrollo, en los que la seguridad alimentaria no está del todo garantizada. Según muestran las estadísticas, uno de cada tres turistas enferma a causa del consumo de agua o alimentos contaminados, incidencia que puede aumentar hasta un 80% entre quienes visitan destinos de alto riesgo sanitario en Asia, África y Latinoamérica.
Cuando viajamos al extranjero nos exponemos a cambios repentinos (entorno, clima, alimentación, hábitos y horarios diferentes), que reducen las defensas naturales de nuestro sistema inmunitario. También nos exponemos a gérmenes a los que nuestro organismo no está acostumbrado a enfrentarse. Además, en climas cálidos o en condiciones higiénicas deficientes que favorecen el crecimiento y la proliferación de microorganismos patógenos, los riesgos para la salud se incrementan.
El consumo de alimentos o agua contaminados puede causar enfermedades que abarcan desde ligeros síntomas pasajeros (como vómitos o diarrea) hasta enfermedades más graves y de mayor duración (como cólera, tifus o hepatitis A). Las personas que visitan países de zonas tropicales también pueden infectarse con parásitos intestinales.
La importancia de la prevención
En función del país que visitemos es posible que necesitemos vacunarnos contra algunas enfermedades. Si tenemos previsto viajar a destinos de alto riesgo sanitario, deberemos consultarlo con el médico varias semanas antes de realizar el viaje. Para protegernos de posibles infecciones, lo más recomendable es mantener bien activo nuestro sistema inmunológico durmiendo bien y comiendo de forma saludable antes de salir de viaje.
Durante el mismo hay que tener en cuenta que la causa más probable de infección es el consumo de agua o alimentos contaminados bien en origen o por su inadecuada manipulación. Los productos que contienen probióticos (con efectos beneficiosos sobre la flora bacteriana del intestino) son una forma de protección, aunque su eficacia contra infecciones gastrointestinales como la diarrea del viajero no está demostrada.
Lo que hay que tener en cuenta
Pero no debemos alarmarnos ya que podemos reducir considerablemente el riesgo de toxiinfección alimentaria y protegernos mediante unos hábitos básicos de higiene (como lavarse las manos con agua potable antes de comer) y siguiendo unos sencillos, pero eficaces, consejos sobre seguridad alimentaria:
- Beber siempre agua procedente de envases cerrados y sellados, preferiblemente con gas. No consumir agua de lugares no controlados como fuentes o pozos. En caso de duda, tratar previamente el agua con un sistema potabilizador fiable.
- Evitar el hielo en las bebidas y utilizar siempre agua potable para lavar los alimentos o cepillarse los dientes.
- No comprar alimentos en puestos callejeros u otros establecimientos que no nos ofrezcan garantías o donde la falta de higiene sea evidente.
- No consumir leche fresca o derivados lácteos sin pasteurizar.
- Consumir alimentos cocinados asegurándonos de que estén totalmente hechos y de que no hayan permanecido durante horas a temperatura ambiente.
- Evitar los alimentos de consumo en crudo o poco hechos.
- Evitar las ensaladas (cuyos ingredientes pueden haberse lavado con agua contaminada), así como verduras de consumo en crudo.
- Pelar todas las frutas y evitar las que tengan la piel dañada. No ingerir fruta ya pelada y troceada.
- Evitar los alimentos que puedan haber estado expuestos a moscas u otros insectos.
- Evitar los mariscos no cocinados y los platos que contengan huevo o carne crudos o poco hechos.
- En países donde pueda haber presencia de biotoxinas venenosas en el pescado y el marisco es preferible no consumirlos.
- Tener especial precaución con los postres caseros a base de huevo o nata y los helados artesanales.
- Extremar las precauciones en el caso de pertenecer a un grupo de riesgo sanitario como niños, personas mayores o embarazadas.
Resulta imprescindible informarnos previamente del grado de riesgo higiénico-sanitario y de seguridad alimentaria del país que visitemos, especialmente si se trata de un país en vías de desarrollo, así como de sus costumbres gastronómicas. Podemos obtener esta información a través del Servicio de Consejo a los Viajeros y los Centros de Vacunación Internacional.
¡Plazo de matrículación abierto!