El tambo nacional empleó a más de 11.600 trabajadores, con un 97% de dedicación exclusiva a ese rubro productivo. El renglón primario del complejo lechero uruguayo redujo su superficie productiva, pero aumentó su productividad.
Los inversores neocelandeses están revolucionando el sector. El sistema aleja el viejo esquema pastoril y favorece la alimentación en corrales. La vaca de esta manera se mueve menos, con lo cual gasta menos energía.
Las explotaciones lecheras del país emplearon un promedio de 4,2 personas por establecimiento, según una encuesta elaborada por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (Mgap) sobre el rubro lechero.
La investigación reveló que las explotaciones de las principales cuencas del país emplearon a 11.640 trabajadores permanentes, de los cuales 11.298 fueron operarios específicamente dedicados a la producción lechera.
Esto significa que el 97% del personal reclutado por el tambo nacional concentró su labor en lechería, descontando la contratación de personal utilizado con carácter zafral.
De acuerdo al estudio elaborado por la Dirección de Investigaciones Estadísticas Agropecuarias (Diea), dependiente del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, se estimó que en la operativa del tambo se pagaron unas 64 mil jornadas para tareas específicas de la producción lechera, sin contabilizar la contratación de empresas de servicios. Haciendo promedios, se advierte que por cada 1000 hectáreas dedicadas a la lechería se ocuparon con carácter permanente a 19,3 personas.
Tenencia
Otro dato revelador surgido de la encuesta es el relacionado con la tenencia de la tierra, ya que 52% de la superficie explotada fue en calidad de propiedad de los productores, mientras que el arrendamiento abarcó 38% de la superficie total de explotación lechera.
De la encuesta surge que la superficie arrendada para la producción lechera totalizó las 102 mil hectáreas, repartidas entre 466 productores.
Las existencias ganaderas estimadas durante la investigación llegaron a unas 628 mil cabezas, el 57% de las cuales fueron vacas secas y para ordeñe, incluyendo aproximadamente unos 5.000 animales de cabaña. La hacienda lechera remitió, durante el período de estudio, en el entorno de los 4,8 millones de litros diarios, 94% de los cuales se derivaron a las industrias de procesamiento, quedando el resto para la elaboración de derivados lácteos en los predios particulares.
La encuesta mostró también que en lo que va de la década el número de establecimientos lecheros registrados cayó 11,4%. Los tambos que operaron en 2007 fueron 2.791 y manejaron una superficie productiva de 753.000 hectáreas, un área 12,7% inferior a la utilizada por el mismo rubro durante el año 2000.
En relación a la situación jurídica de los productores, el 82% de los mismos fueron personas físicas, mientras que 6,1% de las explotaciones fueron sociedades con contrato legal (171 establecimientos), con la peculiaridad de que éstos explotaron el 22% de la superficie total lechera del país, con una superficie media productiva muy superior al promedio general.
En cuanto a la productividad, se evidenció que esta aumentó 32,5% durante el último año agrícola. El estudio, que abarcó un período comprendido entre los años 2000 y 2007, mostró que el año pasado la producción total de leche llegó a los 1.428 millones de litros, un bruto productivo que creció 32,5% en relación con los valores de inicios de la década.
Por otro lado, la reducción del número de unidades productivas vino acompañada de un incremento de la concentración de superficie por establecimiento. Y contra lo que podía esperarse, la investigación relevó que la mayor cantidad de establecimientos que desaparecieron en términos de superficie no fueron los de pequeño rango, con menos de 50 hectáreas de producción, sino los relevados en el tramo de más de 2.500 hectáreas.
La encuesta mostró que la superficie lechera total del país fue de 602.500 hectáreas, un área específicamente destinada a la lechería 7% menor a la registrada durante 2000.
Aún así, la productividad de 2007 llegó a los 2.370 litros por hectárea, triplicando con creces la de 1977 y aumentando 41% en lo que va de la última década.
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