Aunque suena a invento del profesor Bacterio, el jamón espacial (que no especial) ha llegado. Sí, como lo leen, la tecnología espacial ha llegado al mundo del porcino y más en concreto a su proceso de curación. Esteban Espuña, compañía catalana dedicada a la elaboración de jamones y fiambres, utiliza un sensor especial para mediar la cantidad de agua que contienen sus piezas.
Sin embargo, este aparato no se diseñó para algo tan terrenal como los jamones. Inicialmente, su objetivo era controlar los parámetros corporales de los astronautas en microgravedad, midiendo el flujo de líquidos corporales. Y del astronauta al jamón, hay un largo recorrido que empezó la Agencia Espacial Europea para la Transferencia de Tecnología Espacial.
En España la encargada de coordinar estas actuaciones es Inasmet-Tecnalia (empresa del País Vasco especializada en innovación tecnológica) que puso en contacto a las dos empresas. Una desarrollaba tecnología que mide el contenido y la distribución hídrica en los cuerpos, y la otra necesitaba hallar un medio con el que controlar el proceso de curación y también de cocido de sus productos.
¿Y por qué necesitan las empresas saber la cantidad de agua que retienen los jamones? La respuesta es sencilla: para eliminar la innecesaria y el exceso de sal. El proceso de curación es crítico en el desarrollo de un jamón y más que para obtener la denominación de curado es necesario presentar unos niveles concretos de retención de agua.
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