El año que acaba de finalizar será recordado, en el ámbito de la seguridad alimentaria, por la detección de alertas y crisis alimentarias como la que afectó a China poco antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos. Más cercanas han sido la contaminación de aceite de girasol con hidrocarburos detectada en España, o la presencia de biotoxinas en vieiras procedentes de la Ría de Ferrol. Estas crisis han ido acompañadas de sucesivas investigaciones destinadas a mejorar la seguridad de los alimentos, muchas de ellas de la mano de la nanotecnología, que se convierte en una de las líneas de estudio con más futuro en el campo de la seguridad alimentaria.
ALERTAS Y CRISIS ALIMENTARIAS
Poco antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Pekín, los gobernantes chinos se esmeraban en ofrecer una falsa sensación de seguridad en el sector de la alimentación. Las autoridades sanitarias tuvieron que hacer frente a un largo historial de crisis, alertas e intoxicaciones, tanto internas como en países importadores, que ponían en peligro no sólo su imagen como país emergente sino su creciente mercado internacional. Poco parecieron surtir efecto los abundantes recursos invertidos en investigación, las estrictas normativas y legislaciones en este ámbito así como los ejemplarizantes castigos a los responsables.
Los Juegos Olímpicos discurrieron con normalidad, sin ningún problema alimentario relevante. Sin embargo, meses después, la melamina, un producto químico que se usa en la fabricación de colas y plásticos, contaminaba preparados lácteos infantiles y otros alimentos, que incluso traspasaban sus fronteras, ocasionando en algunos casos la muerte y provocando graves secuelas en miles de niños chinos. Se trató, sin duda, de la crisis alimentaria más importante de 2008.
ACEITE Y BIVALVOS
En abril la Comisión Europea comunicaba a través de la Red Europea de Alerta Rápida para alimentos y piensos (RASFF) a la Autoridad Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) la entrada en España de aceite de girasol crudo (sin refinar y por tanto no de consumo directo) contaminado procedente de Ucrania. Las inmediatas investigaciones revelaban que la contaminación había podido afectar a una gran cantidad de aceite crudo importado y que una vez refinado, éste se encontraba ya en el mercado. La magnitud de la alerta fue tal que bajo el principio de precaución se decidió retirar todo el aceite de girasol. Una vez estudiadas y contrastadas las marcas y lotes del aceite contaminado, el mercado se reabasteció de aceite de girasol de origen e inocuidad garantizados.
Unos meses después se detectó ácido domoico (DA) en vieiras comercializadas para consumo procedentes del marisqueo furtivo en la Ría de Ferrol, un entorno que lleva años cerrado a la extracción de vieiras como consecuencia de su contaminación por altos niveles de esta biotoxina que provoca la llamada intoxicación amnésica por mariscos (ASP). Las únicas vieiras gallegas que se pueden consumir son aquéllas que se extraen de las zonas que autoriza el Instituto Tecnológico para el Control do Medio Mariño de Galicia después de realizar los análisis pertinentes y someterlas a un minucioso proceso de eviscerado. Todo un estricto sistema de extracción controlada que los furtivos parecen no comprender y que pone en peligro la salud del consumidor.
Un poco más tarde, también la AESAN ordenó la retirada del mercado de algunos lotes de coquinas congeladas procedentes de Perú ante la aparición de casos de hepatitis A asociados a su consumo. La alerta fue detectada por los servicios de Salud Pública de la Comunidad Valenciana, que lo comunicaron al Ministerio de Sanidad y Consumo a través de la red de alerta española SCIRI (Sistema Coordinado de Intercambio Rápido de Información Alimentaria) y de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica.
DIOXINAS EN ALIMENTOS
Más reciente, a principios de diciembre, las autoridades irlandesas ordenaban la retirada de carne de cerdo contaminada por dioxina, un producto químico potencialmente cancerígeno a largo plazo. La contaminación de la carne, cuyo origen más probable es la combustión de un aceite no permitido en la producción del pienso utilizado, generó una alerta en 12 países europeos, entre los que no se encontraba España, aunque se realizó un riguroso control y seguimiento de los canales de distribución. Pocos días después se confirmó también la presencia de dioxinas en carne de vacuno alimentado con el mismo tipo de pienso. La UE llamó a la calma mientras se tomaban las medidas oportunas. Algunos meses antes se habían detectado niveles por encima de lo permitido de este contaminante en queso mozzarella elaborado en Italia, aunque en esta ocasión el producto no llegó a exportarse.
Maite Pelayo
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