Las ventas de los platos preparados refrigerados crecerán un 8% este año respecto a 2008, cuando las ventas se situaron en los 705 millones de euros, gracias a que los consumidores los valoran como productos caseros, variados y cómodos.
Así lo ha explicado el presidente de la Asociación Española de Elaboradores de Platos Refrigerados (AEPR), Fernando Fernández, durante la presentación hoy en Madrid del estudio ''Percepción de los platos refrigerados por el consumidor español''. Ha recordado, además, que el año pasado los ingresos crecieron un 10 por ciento respecto a 2007.
Fernández ha subrayado que, de cara a los próximos meses, las ventas de los platos refrigerados continuarán en aumento, gracias a que ''los cambios de hábitos favorecen el consumo de este tipo de producto'' y al incremento de este tipo de alimentos en los supermercados.
En este sentido, ha explicado que los tres ejes básicos en los que se apoya el éxito de estos productos es su ''comodidad'', ser percibidos como un alimento ''casero'' y su gran variedad, que permite al consumidor comer cosas que no toma habitualmente ''por desconocimiento o falta de tiempo''.
Respecto al eventual impacto de la crisis en las ventas de este tipo de alimentos, Fernández ha asegurado que no se ha notado, sino que se han visto favorecidas por ''un traslado de consumo de la hostelería al hogar'', derivado de que los platos refrigerados representan una ''alternativa económica'' a los restaurantes.
El estudio presentado, elaborado por la consultora Ipsos para la Asociación, ha apuntado que los cuatro motivos que empujan a los consumidores a comprar platos refrigerados son su practicidad, su comodidad y su novedad o variedad. El consumidor los considera prácticos porque encuentran en este tipo de productos un ''aliado'' que le permite descansar y le sirve para ahorrar tiempo en la cocina y poder emplearlo en otras cosas, según el estudio.
Añade que estos alimentos son percibidos como una alternativa ''sana y natural'' por parte de los consumidores y que, al ser platos refrigerados que tienen un periodo de caducidad de dos o tres días, se asocian con productos frescos.
Los consumidores, según la investigación, identifican estos productos con la idea de ''abrir, calentar y servir'' y, en relación con la novedad y la variedad de este tipo de platos, consideran que son una manera de incorporar nuevas recetas o preparaciones ''exóticas'' a sus menús diarios.
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