El mercado de los alimentos funcionales se caracteriza en la actualidad por su alto grado de innovación. Continuamente salen a la luz ingredientes de todo tipo que pueden aportar un beneficio extra para la salud. Por ello, en la actualidad se busca encontrar la forma más adecuada de incluirlos en nuestra dieta, ya sea como producto en sí, como ingrediente o como añadido de otros productos.
Recientemente, investigadores pertenecientes al Institute of Food Research y a la Universidad de Messina, en Sicilia, han colaborado en un estudio que tenía como objetivo demostrar la funcionalidad prebiótica de las almendras.
El estudio se ha llevado a cabo utilizando un modelo simulador del aparato digestivo. Este simulador permite conocer a la perfección qué ocurre con el alimento en cada momento. Comienza con la digestión gástrica que mimetiza el entorno bioquímico del estómago, incluyendo los ácidos y las enzimas participantes en el proceso. A continuación el producto pasa por el intestino delgado, cuyo entorno está también regularizado con ajustes precisos de enzimas y pH. Finalmente un modelo de colon, que se divide en tres secciones que simulan el colon ascendente, el transversal y el colon descendente, además cada muestra es inoculada con material fecal.
Para al estudio se han utilizado dos productos distintos a base de almendra; harina de almendra y harina de almendra desgrasada. Con el primero los resultados han sido positivos; se testó en el simulador y se observó un alto efecto prebiótico. Se ha observado que, con todo su contenido lipídico, provoca un incremento significativo de Bifidobacteria y del número de Eubacterium rectale en el colon.
La almendra desgrasada muestra que, una vez que se eliminan los lípidos, los potenciales prebióticos desaparecen.
La primera fase de esta investigación resulta muy prometedora, y los investigadores se muestran muy optimistas frente a la posibilidad de caracterizar la almendra como alimento prebiótico, pudiendo llegar a competir con la Inulina y la Oligofructosa, prebióticos por excelencia en la actualidad.
Esto ofrecería una gran oportunidad a las empresas que utilizan la almendra como materia prima de sus productos, éstos tendrían un valor añadido, por su efecto prebiótico, pero además estos productos podrían subirse al carro de los catalogados como beneficiosos para la salud, y competir así en un mercado cada vez más potente y más acorde con la demanda del consumidor.
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