La presencia en el vino de ocratoxinas, sustancias clasificadas como posibles cancerígenos, podrá ser determinada a partir de ahora gracias a un novedoso método de análisis desarrollado por investigadoras de la Universidad de Navarra. El trabajo se basa en el estudio de estas sustancias en vinos de Denominación de Origen Navarra, aunque también se prevé estudiar muestras de otros orígenes.
Las científicas explican que las ocratoxinas son una familia de compuestos producidos por hongos que contaminan los alimentos. De entre ellas, la ocratoxina A (OTA) es la más importante, por su toxicidad y debido a que su presencia en vino se ha demostrado en diferentes países, incluido España. Las autoras destacan que el vino es la segunda fuente de ingesta de OTA, tras los cereales. ''Se trata de una sustancia clasificada como posible cancerígeno, y cuya capacidad de dañar el riñón, el hígado, el sistema inmunitario y el feto ha sido demostrada en animales'', afirman. Por esta razón, la Unión Europea (UE) ha fijado un límite máximo para esta micotoxina en vino de 2 µg/L. También se han observado otras ocratoxinas en el vino como la C o la B, y es posible la presencia de la metil-OTA (MeOTA), ya que está sintetizada por los mismos hongos, explican las científicas.
Este método de análisis presenta dos novedades. Por un lado, permite determinar estos cuatro compuestos de forma simultánea, ya que hasta ahora los procedimientos sólo medían la presencia de OTA; y por otro, consigue un límite de detección muy por debajo del permitido por la legislación europea para la OTA y el más bajo conseguido hasta ahora en la literatura científica, ''por lo que constituye una buena herramienta para el control de estas sustancias en el vino'', aseguran las autoras.
Si bien el estudio se encuentra todavía en una fase inicial, los datos de los primeros análisis demuestran que la presencia de estas sustancias en los vinos de Denominación de Origen Navarra es inferior al límite legislado para la OTA.
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