El director general del Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ), José Raúl Ortíz Magaña, mostró aquí al secretario de Agricultura, Alberto Cárdenas Jiménez, el funcionamiento del sistema de tratamiento cuarentenario que se aplica a diversos productos del campo, gracias al cual exportaciones como la guayaba, tiene acceso irrestricto al mercado de Estados Unidos, acción que no se lograba desde hace varias décadas.
Durante una visita al ININ que realizó el titular de la SAGARPA, el director del Instituto informó que México cuenta con el servicio de desbacterización y esterilización de alimentos, técnica que mejora la sanidad e inocuidad de los mismos y previene, por lo tanto, padecimientos como trastornos estomacales, salmonelosis e inclusive, cólera.
El sistema de tratamiento cuarentenario que se aplica a la desbacterización de productos, es uno de los más importantes usos pacíficos de la energía nuclear en nuestros días. Esta técnica, por su gran poder de penetración es capaz de desbacterizar o esterilizar diversos productos alimenticios sin representar riesgo algunos para los usuarios o consumidores de los productos.
El proceso consiste en aplicar una dosis de tratamiento de acuerdo a las características físicas de cada producto, de tal manera que la energía que reciba sea suficiente para desbacterializarlo o esterilizarlo, sin que esto afecte su estado físico o su frescura.
Por sus ventajas, esta técnica sustituye a métodos convencionales practicados con el mismo objeto y su efecto sobre el producto es equiparable al resultante de técnicas como la pasteurización o congelamiento.
La tecnología que se aplica en el ININ representa una opción más efectiva e inocua comparada con la aplicación de productos químicos que, a menudo, dejan residuos tóxicos, con los posibles daños al organismo humano y al ambiente.
El director general del ININ, José Raúl Ortíz Magaña informó que el proceso de esterilización no deja ningún residuo en los productos; los productos pueden consumirse de inmediato; es un proceso en frío sin reacciones químicas importantes; no se necesita sacar el producto de su empaque final para prevenir la contaminación bacteriana posterior y no se requiere el uso de empaques especiales.
Este proceso está avalado por diversos organismos tales como la Organización Mundial de la Salud (OMS); Administración de Alimentos y Drogas de Estados Unidos (FDA); Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y por la Comisión Codex Alimentarius y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Más de 40 países utilizan esta tecnología para garantizar la sanidad de sus alimentos. En América Latina se utiliza en Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Perú, Uruguay, República Dominicana y México.
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