Las iniciativas para estudiar el alza de los precios y la cadena de valor agroalimentaria se han multiplicado, surgiendo o consolidándose numerosos estudios y propuestas desde todos los ángulos. En el ámbito comunitario, la Comisión Europea ha elaborado una comunicación sobre ''precios alimentarios en Europa'' y la Comisión de Agricultura del Parlamento aprobó, antes de ayer, un informe sobre ''la diferencia entre los precios de producción y los precios pagados por los consumidores''. Francia está desarrollando un estudio sobre la formación de los precios en este país y España tiene en marcha el observatorio de los precios.
La Comunicación de la Comisión sobre ''precios alimentarios en Europa'' señala que el aumento de los precios entre agosto de 2007 y julio de 2008 (excluidos el alcohol y el tabaco) redujo un 1% el poder de compra de los hogares europeos y afectó especialmente a las personas con menores ingresos. Y que éste se debió, sobre todo, a las restricciones normativas y a la falta de competencia, mientras que la especulación no jugó un ''papel tan importante''. La comunicación de la Comisión Europea propone una hoja de ruta para mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria, basada en cuatro ejes: promover la competitividad de la cadena alimentaria, velar por la observancia estricta y coherente de la competencia a escala nacional y comunitaria; examinar las normas que puedan resultar restrictivas a escala nacional y comunitaria y proporcionar mejor información al consumidor, para lo que se quiere poner en marcha un observatorio europeo sobre precios.
Por otra parte, la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo aprobó, el día 18 de este mes, un informe sobre ''la diferencia entre los precios de producción y los precios pagados por los consumidores''. Entre otras pospuestas, los europarlamentarios han apoyado el proyecto de la Comisión de plantear un sistema europeo de seguimiento del mercado, que registre la tendencia de los precios en todas las fases de abastecimiento y que permita hacer comparaciones entre los países.
En los Estados miembros también han proliferado las iniciativas. Francia ha presentado un informe sobre la ''Formación de los precios alimentarios en Francia'' en el que entre las conclusiones apunta que la relación entre precios a la producción y precios a los minoristas es fuerte para productos perecederos (fruta y hortalizas), pero débil para los productos no perecederos. Destaca también que la debilidad de la competencia, espacialmente al nivel de las zonas de influencia comercial, es la principal razón del mantenimiento de precios elevados. Propone que la intensificación de la competencia es el único remedio, sin que ello deba traducirse en una presión más intensa y excesiva sobre los suministradores, la industria o los agricultores.
En España, el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino tiene en marcha el Observatorio de Precios, cuyo objetivo es conseguir una mayor transparencia y la vertebración de la cadena agroalimentaria. El Observatorio ha constituido un grupo de trabajo para estudiar la cadena de valor de los principales productos de alimentación no elaborados. Ya se han estudiado las cadenas de valor de los cítricos, leche y carne de ovino. En el marco del Observatorio también se ha acordado la creación de un grupo de trabajo para el estudio de la viabilidad de crear códigos de buenas prácticas comerciales a lo largo de la cadena alimentaria.
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