Una de las formas más comunes de cocinar el pollo es el asado, ya sea al horno o a la parrilla. La mayoría de las veces se cocina con piel, una vez quitadas las vísceras de su interior y limpio de plumas y cañones, que es como se denominan los trozos duros de la parte inferior de las plumas que se encuentran dentro de la piel.
A la hora de asarlo en el horno se puede cocinar entero sobre una bandeja o ensartado en un espetón, uno de los métodos más apropiados para asar aves enteras (el alimento gira sobre sí mismo) ya que permite que la carne se cocine de forma uniforme, formando una costra en el exterior en poco tiempo que impide la salida de jugos. También puede cocinarse entero pero abierto por la mitad, forma habitual para asarlo a la parrilla.
También se suele asar troceado, ya sea por la mitad, en cuartos o en piezas cada una por su lado (pechuga, muslos, contramuslos, alas, espinazo y cuello). Antes del proceso de asado al que vamos a someter al pollo -a un calor seco, uniforme y constante durante un mínimo de 40 minutos-, es conveniente condimentarlo, ya que vamos a cocinar una carne blanca con poco sabor. Así, con un sencillo adobo conseguiremos darle un toque personal y realzar el gusto de esta carne.
AROMAS Y MATICES
Para que el alimento se impregne de todo el aroma del adobo debe dejarse de una a tres horas con la mezcla de ingredientes.
El adobo es un aliño, salsa o caldo que sirve para condimentar o para conservar carnes, aves, pescados y otros alimentos. Está compuesto por diversos ingredientes como el aceite, vinagre (o vino), zumo de cítricos, ajo, sal, algunas hierbas aromáticas y especias como pimentón o pimientas variadas, entre otros.
Para conseguir un resultado de calidad y que el alimento se impregne de aromas y matices es mejor dejarlo entre una y tres horas con el adobo. Una vez tengamos el pollo limpio, eviscerado y troceado, impregnaremos la piel con el adobo con la ayuda de las manos bien limpias y masajeando ligeramente para que penetre entre todos los recovecos de las piezas, incluso introduciéndolo por debajo de la piel.
Si no queremos tocar el alimento con las manos podemos extender el adobo con un pincel o brocha especial de cocina, instrumento con el que, a medida que se vaya cocinando, podremos ir agregando un poco más de aderezo. En la elaboración de adobo, una mezcla de múltiples elementos, entran en juego la experiencia personal dentro de la cocina y el dominio de sabores, aromas y proporciones, ya que vamos a utilizar pequeñas cantidades de especias, vinagres, hierbas aromáticas que, si no están en su justa proporción, pueden estropear el resultado final.
PARA EL POLLO
Dependiendo del adobo que se vaya a utilizar, el resultado final será diferente, aunque lo usemos para un mismo producto, en este caso el pollo. Las combinaciones de elementos que podemos usar son muchísimas y a la hora de escoger unos u otros elementos serán nuestros gustos y los de los comensales los que se tendrán en cuenta.
Todos los elementos sólidos deben ir picados y hasta machacados, como si fuesen un puré, ya sea en el mortero o en el robot de cocina. Una vez mezclados todos los elementos sólidos con el aceite, la sal, las especias y los zumos, jugos o vinos, el resultado final debe ser el de una pasta cremosa uniforme y homogénea.
ALGUNAS SUGERENCIAS
A la hora de realizar adobos para asar pollos podemos tener en cuenta algunas sugerencias:
- Machacar en un mortero el romero y ajos finamente picados, especias varias y aceite.
- Ajo machacado, hierbas aromáticas frescas (albahaca, orégano, tomillo...) y picadas con extracto de tomate.
- Perejil finamente picado, pasta de curry y yogurt natural, mezclado con jugo de naranja o jugo de limón.
- Cáscara rallada de limón, manteca derretida, una pizca de pimienta blanca y negra y perejil picado.
- Mezclar mostaza con pimentón, orégano, tomillo y con un chorrito de aceite de oliva y jugo de limón, hasta que quede todo integrado con la consistencia de una salsa.
- Mezclar romero, tomillo, pimienta negra, oporto, vino tinto y sal.
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