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Dieta vegetariana
Dieta vegetariana y prevención de enfermedades crónicas
El vegetarianismo se considera una forma saludable de alimentación, aunque la investigación científica debe concretar en qué beneficia a la salud.
26/05/2009 Consumer.es eroski
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La obesidad, la hipertensión arterial, el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y la osteoporosis son enfermedades estudiadas y relacionadas en multitud de investigaciones con diversos hábitos de vida de distintos segmentos de la población, entre los que se encuentran las personas que siguen una dieta vegetariana. No obstante, aún faltan más estudios que analicen la relación entre la salud y el seguimiento de este tipo de alimentación.
La postura de la Asociación Americana de Dietética (ADA) y la Asociación de Dietistas de Canadá respecto a las dietas vegetarianas es que, bien planificadas, son saludables, nutricionalmente adecuadas y proporcionan beneficios para la salud en la prevención y el tratamiento de determinadas enfermedades. Pero estudiar los hábitos alimentarios de una población vegetariana es complicado, ya que el vegetarianismo implica distintos y variados tipos de alimentación.
LA CLAVE DEL NORMOPESO
Desde la dieta vegetariana pura (vegana), pasando por el frugivorismo, el crudivorismo, la dieta higienista, la macrobiótica o la dieta ovolactovegetariana, entre otras, hay matices alimenticios en todas ellas que las caracterizan y que las hacen diferentes unas de otras. No obstante, todas coinciden en el alto consumo de productos vegetales, que hace de ellas un instrumento potencial de prevención de diferentes enfermedades crónicas.
Una menor ingesta de proteína, grasa total y grasa animal y, por otro lado, un mayor consumo de fibra y menor de alcohol explican, según estudios que comparan la relación entre el consumo de carne y la obesidad, que quienes siguen una dieta ovolactovegetariana y vegana tengan un índice de masa corporal (IMC) menor en comparación con quienes consumen carne, o incluso que quienes consumen pescado pero no carne.
El IMC cataloga a los individuos por su peso a partir de un peso saludable (normopeso), una clave en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Cuanto menos peso se tiene, en general, menos grasa corporal y una mejora de la sensibilidad a la insulina, lo que disminuye a su vez el riesgo de diabetes tipo II. De hecho, según la American Diabetes Association, las dietas vegetarianas pueden cumplir las guías para el tratamiento de la diabetes y se sugiere, además, que la respuesta en sangre glucosa-insulina que produce este tipo de alimentación con un bajo índice glucémico posiblemente explica que los vegetarianos tengan menos presión sanguínea que los que consumen una dieta occidental tipo. Es decir, las dietas vegetarianas tendrían también un efecto hipotensor.
VEGETARIANISMO Y CÁNCER
Además de los beneficios para la salud de un mayor consumo de nutrientes como la fibra, los carbohidratos complejos o las grasas poliinsaturadas, es interesante observar los beneficios que comporta privarse de los alimentos propios de esta dieta vegetariana, lo que equivale a consumir menos calorías, menos purinas, proteínas animales y azúcares refinados, efectuar una ingesta baja de colesterol y grasas saturadas, menos grasa total y un bajo consumo de sodio.
Algunos estudios sugieren que un alto consumo de vegetales puede ayudar a la prevención de ciertos tipos de cáncer.
Lo que se desprende de las investigaciones realizadas hasta la actualidad es que algunos factores de las dietas vegetarianas pueden influir en el riesgo de cáncer: es posible que la conjunción de sustancias beneficiosas, unidas a la no ingesta de sustancias que han demostrado ser dañinas, sea la clave que caracteriza a la alimentación vegetariana como posible protectora frente a algunos tipos de cáncer.
Según el criterio de referencia sobre evidencia científica de la FAO/OMS, la reducción del riesgo de cáncer en general motivado por un alto consumo de vegetales se considera como ''probable o posible'' y, entre los cánceres, la evidencia de un efecto reductor en el riesgo de cáncer colorrectal se cataloga también como posible. Sin embargo, no se ha encontrado aún la conexión positiva entre un patrón de dieta con alto consumo de vegetales y la reducción del cáncer de mama.
Es conveniente tener en cuenta que las dietas vegetarianas se acercan más al cumplimiento de las guías dietéticas emitidas por el Instituto Nacional del Cáncer americano que las dietas no vegetarianas, en particular con respecto a la ingesta de grasa y fibra.
No obstante, no se puede olvidar, como explican en un metaanálsis sobre este tema los investigadores del Institute of Experimental and Clinical Medicine de Bratislava (Eslovaquia), que ''las poblaciones más sanas de Europa son los habitantes de Islandia, Escandinavia y Suecia, paradójicamente consumidores de una considerable cantidad de productos de origen animal en su dieta''. En un metaanálisis de diversos estudios prospectivos realizado por los investigadores de Eslovaquia se muestra cómo no se encuentran diferencias en la mortalidad por cáncer de pulmón, próstata, colon, mama y estómago entre los vegetarianos y las personas que siguen una dieta equilibrada saludable.
Aunque se deben desarrollar más investigaciones para determinar cuáles son los factores potencialmente protectores de la alimentación exenta de productos animales, se esperan los resultados del European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition (EPIC), un estudio europeo a gran escala que aportará nuevos datos sobre la relación entre la dieta, el estilo de vida, el ambiente y la incidencia de cáncer, enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades crónicas.
DIETAS VEGETARIANAS DECLARADAS SALUDABLES
Los vegetarianos que viven en Europa, Canadá y Estados Unidos tienen menos colesterol, sufren menos de hipertensión, de diabetes tipo II, de cáncer de colon y de próstata, y además están más delgados que las personas que consumen una dieta occidental tipo. Por este motivo la Asociación Americana de Dietética y la Asociación de Dietistas de Canadá se han posicionado claramente a favor de una dieta vegetariana adecuadamente planificada.
Los beneficios para la salud en la prevención y el tratamiento de algunas enfermedades fueron definidos por estos organismos oficiales en una declaración de su posición, que salió a la luz publicada en el ''Journal of the American Dietetic Association'' en el año 2003, y que en la actualidad es un documento de referencia en este tema. Según la European Vegetarian Union, casi dos millones de personas, un 4% de la población española, podría seguir alguno de los tipos de dietas vegetarianas que se practican. Este dato es tan sólo una estimación proporcionada por la Asociación Vegana Española, debido a que no se dispone en la actualidad de otros datos nacionales oficiales al respecto.
Una variedad de enfoques en la planificación de los menús puede proporcionar una nutrición adecuada para los vegetarianos. La Guía de Alimentación Vegetariana Rainbow sugiere el siguiente enfoque.
- Elegir variedad de alimentos, incluidos granos integrales, verduras, frutas, legumbres, frutos secos, semillas y, si se desea, productos lácteos y huevos.
- Seleccionar alimentos que no estén edulcorados, no sean muy grasos y evitar los alimentos procesados.
- Escoger variedad de frutas y hortalizas.
- En caso de consumir alimentos de origen animal como los productos lácteos y los huevos, elegir mejor los lácteos con menor contenido de grasa, y consumir estos alimentos con moderación.
- Utilizar una fuente extra de vitamina B12 y, en caso de tener limitada la exposición a la luz del sol, de vitamina D.
Elena Piñeiro