Cualquier especie al verse expuesta a sustancias tóxicas o contaminantes muestra síntomas que reflejan la respuesta del organismo. Antes de que se manifiesten los síntomas, las células son afectadas aunque esto no pueda ser observado.
La respiración es la primera función biológica que se ve afectada por la presencia de un cuerpo extraño, ya sea una sustancia tóxica o un contaminante. Los investigadores han tenido en cuenta además la especial sensibilidad que presentan los huevos ante contaminantes o situaciones de estrés.
Considerando estos dos factores, desarrollaron una tecnología basada en la monitorización de la respiración de ciertas muestras embrionarias mediante el uso de electrodos ópticos.
Las prácticas en el laboratorio se llevaron a cabo con carpitas cabezonas, Pimephales promelas, especie empleada como modelo biológico en estudios toxicológicos, y con electrodos ópticos. Los investigadores impregnaron la punta de los electrodos con una sustancia fluorescente cuyas propiedades ópticas variaba con la concentración de oxígeno. Una vez impregnado, el electrodo fue posicionado manualmente sobre los huevos.
Durante la práctica la concentración de oxígeno en la superficie de los huevos fue medida tanto en presencia como en ausencia de contaminantes. Los datos obtenidos fueron empleados para calcular los ratios de respiración haciendo uso de técnicas de referencia desarrolladas por los mismos técnicos de la universidad.
La tecnología fue capaz de detectar varios contaminantes comunes incluso en concentraciones inferiores a las aceptadas por la agencia de protección medioambiental estadounidense.
Los investigadores afirman que la tecnología es aplicable a otras especies, de hecho han comenzado a realizar los ajustes pertinentes para probarla sobre crustáceos.
En estos momentos es posible emplear la tecnología en el laboratorio sobre huevos inmovilizados. Los investigadores indican que si las investigaciones continúan como hasta el momento, la tecnología podría comercializarse en un periodo aproximado de cuatro años.
La técnica desarrollada podría convertirse en un sistema de detección temprano frente a contaminantes o armas biológicas, lo cual contribuiría a paliar enfermedades antes de que sea demasiado tarde.
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