En medio del auge de la industria vitivinícola, Cristina de Kirchner declaró ayer el vino argentino como Bebida Nacional, aunque señaló que la medida no apunta a promover «sólo una actividad económica» sino también una producción vinculada a la «identidad y la cultura» del país.
Durante el acto que encabezó en la sede del Palacio del Correo, la Presidente destacó que la Argentina es el «noveno exportador» mundial de vino y ponderó el mercado interno de consumo de la bebida.
En su discurso, la mandataria destacó además que el vino «en cantidades apropiadas es saludable» y destacó a la industria vitivinícola como una actividad relacionada al «bienestar humano y a la salud».
Acompañaron a la Presidente los gobernadores de las provincia vitivinícolas: Celso Jaque (Mendoza), José Luis Gioja (San Juan), Luis Beder Herrera (La Rioja), Juan Manuel Urtubey (Salta), y Jorge Sapag (Neuquén).
También estuvieron los dueños de históricas bodegas y los ministros de Agricultura, Julián Domínguez, y de Industria, Débora Giorgi.
La industria alcanzó una facturación anual de $ 10.500 millones (u$s 2.625 millones) y da trabajo a unas 400.000 personas.
Con la firma de un decreto presidencial, el vino será desde ahora «un honorable embajador en el mundo».
«Enorgullece a los argentinos que beben en el mercado doméstico los mismos vinos que se exportan y que prestigian al país en todos los continentes», dijo Cristina de Kirchner.
En el acto, la jefa de Estado dio instrucciones para declarar también como de interés nacional el mate, aunque el Senado se anticipó al reconocimiento en enero pasado. «Quiero dar instrucciones al ministro de Agricultura, Julián Domínguez, para declarar de interés, como infusión nacional, al mate. Si los ingleses tienen el tea party, por qué nosotros no podemos tener el mate party. Lo vamos a hacer porque el mate es tan identitario como el vino para los argentinos», reflexionó.
La Argentina es el primer exportador mundial de yerba mate, con Siria como su principal mercado.
El país es el quinto elaborador mundial de vinos, y ocupa el séptimo lugar en consumo per cápita a nivel global, con unos 30 litros anuales por persona, aunque lejos de la media de 90 litros que se consumían hace cuarenta años.
Según datos oficiales, el 77% de la producción argentina se destina al consumo doméstico y el resto se exporta.
En la Argentina, el sector está conformado por 1.341 bodegas, mientras que la superficie implantada con vides asciende a 228.000 hectáreas y la actividad vitivinícola representa en su conjunto el 1,37% del Producto Bruto Interno (PBI) del país.
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