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ESPAÑA

Tortilla

La tortilla francesa

Esta forma de cocinar el huevo puede resultar, según cómo se cocine, indigesta y grasienta.

21/12/2010 Consuma seguridad - Eroski

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La tortilla francesa se considera una de las formas más ligeras y digestivas de cocinar el huevo. Es una receta que forma parte de los manuales de dietas de las enfermedades digestivas en las que se restringen los alimentos y las preparaciones grasas. Sin embargo, según cómo se cocine, este plato puede resultar indigesto y grasiento.

Tortilla francesa, ¿mucha o poca grasa?

La tortilla francesa se suma a las múltiples posibilidades de comer huevo, como son las tortillas combinadas con otros ingredientes (patata, pimiento, jamón...), los revueltos, los huevos escalfados, cocidos, fritos o a la plancha, etc. La costumbre más arraigada en nuestro país es tomar la tortilla en forma de pincho a media mañana o como segundo plato en la cena. La facilidad para elaborarla y su digestión, en apariencia buena, son dos razones por las que resulta un plato recurrido en los menús semanales.

La cantidad de aceite empleado para elaborar la tortilla francesa será determinante en la cantidad de grasa y de calorías del plato final, así como en su digestión. La textura esponjosa de esta preparación hace que absorba todo o gran parte del aceite que se añade durante el cocinado. Por esta razón, si se utiliza mucha cantidad, la tortilla resultará más grasienta, calórica e indigesta.

La grasa del huevo se concentra en la yema. Por ello, para elaborar una tortilla francesa con menos grasa y menos calorías, se puede optar por cocinarla con dos claras y una yema. Si se añade una cuchara de agua por cada huevo batido, también se consigue que la tortilla absorba menos aceite, de manera que resulta más ligera.

Alimento proteico de referencia

El huevo es un alimento que, por su composición nutricional, se considera el referente respecto al valor de sus proteínas. Son las de mayor biológico, por ser las más parecidas en su composición en aminoácidos esenciales a las que precisa el ser humano para fabricar sus propias estructuras.

El consenso actual en cuanto a frecuencia de consumo sitúa al huevo en 3-4 unidades semanales, como fuente de proteínas. La recomendación pasa por alternar el consumo de huevos con el de carnes y pescados para quienes siguen una alimentación omnívora, o combinarlo con legumbres y cereales, en caso de optar por una alimentación ovo-vegetariana.

La clara está formada por agua y proteínas de alto valor biológico, como la ovoalbúmina. La yema contiene lípidos y otros componentes grasos como la lecitina. En ella también hay pequeñas cantidades de vitaminas liposolubles (A, D), hidrosolubles (tiamina, riboflavina) y minerales como el hierro, fósforo, cinc, selenio y sodio. El huevo es uno de los alimentos con mayor porcentaje de colesterol, alrededor de 500 mg por 100 g, localizado en la yema, aunque contiene otros componentes como la lecitina y una buena dosis de grasas insaturadas que limitan la absorción del colesterol del propio alimento.

VARIEDAD EN LA GUARNICIÓN

La sencillez y simpleza de la tortilla francesa permite diversidad de acompañamientos que hagan más vistoso y gustoso el plato. Una guarnición de ensalada de pasta integral junto a la tortilla hace de esta receta un nutritivo plato único. Las verduras rehogadas siempre congenian y dan buen sabor, como es el caso de la guarnición de pisto, pimientos verdes asados, hortalizas en tempura, el sabor sutil de las finas hierbas o una simple salsa de tomate. Setas, champiñones, berenjena, calabacín o cebolla rehogada se convierten en deliciosos acompañamientos.

La tortilla puede componer el alimento proteico de un montadito vegetal, formar parte de un sándwich con jamón york, uno mixto con queso o unos deliciosos rollitos de jamón york. El huevo así presentado es a la vez una forma fácil de complementar un plato y hacerlo consistente, como en el caso del arroz con salsa de tomate y jamón o del bocadillo vegetal con asado de pollo.

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