Entre el 80-95% de los alimentos comercializados en Rusia deberán tener procedencia nacional de acuerdo con la Doctrina de seguridad alimentaria aprobada el 1 de febrero por un decreto del presidente Dmitri Medvédev, según informa RIA Novosti.
El objetivo de este decreto es ''abastecer a la población de productos inofensivos'', en él se establece para los productos domésticos un cupo mínimo de un 85%, en los de carne, cárnicos y sal, y un 95%, en los de patatas y cereales.
También se establece la necesidad de impedir la distribución incontrolada de productos alimentarios elaborados a partir de plantas genéticamente modificadas o con el uso de microorganismos genéticamente modificados.
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