Los probióticos tienen un efecto inmunomodulador en el organismo. Contribuyen a regular el sistema inmune y defienden el cuerpo de una ''amplia variedad'' de agentes patógenos que pueden ocasionar diferentes enfermedades'', si bien deben formar parte de la dieta habitual para conseguir estos efectos, según explicó la investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Ascensión Marcos.
Numerosas investigaciones demuestran la eficacia de estos alimentos, que de forma general ''inciden de forma positiva en la inmunidad innata''. ''Sabemos que regula el sistema inmune innato, ni lo potencia ni lo inhibe, es un inmunomodulador que actúa en el intestino, donde se encuentra el 70% de las defensas, pero que repercute en la sangre periférica'', por tanto, es ''un agente preventivo'', explicó Marcos en la rueda de prensa posterior al Encuentro Científico sobre Investigación en Inmunología celebrado en la Real Academia Nacional de Medicina.
El sistema inmunitario está formado por una amplia variedad de células y moléculas organizadas en una compleja red en constante interacción dispersa por el organismo que pone en marcha dos tipos de respuestas: la innata, es decir, los mecanismos de defensa inespecíficos ante grupos de patógenos, como las bacterias, y la defensa, dirigida a un patógeno concreto. La investigadora destacó los resultados de numerosos trabajos que avalan efectos beneficiosos de estos productos para la salud pública como potenciadores de la eficacia de algunas vacunas y en patologías con creciente incidencia. No obstante, ahondó en la necesidad de profundizar mucho más en los estudios, tanto en experimentación básica como en la aplicación práctica, para comprender la naturaleza de la interacción de los probióticos con el intestino y la relación con la respuesta inmune.
Recordó que aunque haya evidencia claras sobre la interacción de la alimentación y el sistema inmunitario, ''no está claro el origen de la enfermedades autoinmunitarias ni de la alergias''. No se comprenden las razones por las cuales la frecuencia y la gravedad de las alergias no dejan de aumentar desde hace unos 50 años, apuntó Marcos, que citó como posibles causas los nuevos hábitos de alimentación, la excesiva higiene o la no exposición a la vida del campo.
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