La investigadora Rosina López-Alonso Fandiño, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha expuesto hoy cómo la leche es un “vehículo excelente para introducir moléculas biológicamente activas” en los alimentos y contribuir a la medicina preventiva desde la biotecnología.
Así lo ha explicado hoy en Oviedo, en una rueda de prensa organizada por el Centro Nacional de Competencia Tecnológica de la Leche para celebrar el Día Mundial de la Leche, en la que ha estado acompañada por el profesor universitario José Antonio Pérez Méndez, coautor del reciente estudio “Acciones de futuro para el sector lechero en la cornisa cantábrica”.
“La leche en sí misma puede ser considerada un alimento funcional”, así como los derivados lácteos también, ha señalado López-Alonso antes de subrayar que, además, la leche es una de las mejores vías para insertar otras sustancias, ya sean ajenas, o bien suplementos de otras existentes, como es el caso del calcio.
Esos ingredientes adicionales para la leche pueden tener funciones cardiovasculares, como contribuir a reducir la presión arterial o el colesterol, o bien actuar en el sistema digestivo para prevenir afecciones intestinales, ya sea con probióticos (bacterias) o prebióticos (sustancias que favorecen a las bacterias del colon).
Un tercer campo para el que los lácteos pueden ser vehiculares de moléculas bioactivas es para los antioxidantes, ligados a los procesos de envejecimiento.
La experta del CSIC ha instado a confiar en todos los productos del mercado agroalimentario que se comercializan con sustancias biotécnicas añadidas, pues desde hace tres años un Reglamento de la UE exige demostraciones científicas que expongan las propiedades beneficiosas para la salud “más allá de su valor nutritivo clásico”.
“La leche es un vehículo estupendo para introducir sustancias con esas propiedades biológicas”, ha enfatizado López-Alonso, que ha explicado que además de añadirle ingredientes que los lácteos no tienen, se puede “suplementar” alguno de los que sí llevan, como el calcio, así como también se les puede eliminar alguno no deseable.
Del calcio, la científica ha apuntado que es más “biodisponible” al ser ingerido con la leche que con los productos de origen vegetal.
Acerca de si la leche de bajo precio o “leche negra” puede tener componentes con menos seguridad alimentaria, la científica del CSIC ha indicado que, aunque teóricamente pudiera caber algún “fraude” en ese sentido, por lo común el menor precio se debe al control de cuotas y otras estrategias empresariales que en nada tienen que ver con la peor calidad.
La charla de la científica del CSIC, a cuya presentación en el Auditorio Príncipe Felipe ha acudido el consejero delegado de Capsa, Pedro Astals, ha servido como presentación del II Ciclo de Conferencias sobre el Sector Lácteo que organizarán el CNTC-Leche y la Universidad de Oviedo en junio y julio.
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