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Lactancia
La lactancia está amenazada por las empresas
Incumplen compromiso de 2007 de no regalar muestras de fórmulas.
10/06/2010 Lecheria Latina
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Los bebés que consumen sucedáneos tienen riesgo de desarrollar enfermedades.
La leche materna debe ser el único alimento del recién nacido durante sus primeros seis meses de vida. Es lo que necesita para crecer y protegerlo de enfermedades que, eventualmente, ponen en riesgo su vida o afectan su desarrollo. Sin embargo, en México el creciente abandono de la lactancia se ha convertido en uno de los obstáculos para la disminución de la mortalidad infantil.
Zacatecas es ejemplo de lo que se puede lograr con la alimentación de seno materno. En los tres hospitales más importantes del estado se eliminaron los biberones y la leche de fórmula. Se crearon bancos de leche, atendidos por personal entrenado en asesorar y ayudar a las mamás en el amamantamiento.
Esta medida y la prevención de la muerte de cuna han colocado a Zacatecas entre los 10 estados con menores índices de defunciones neonatales, explicó Heladio Verver, diputado federal perredista y ex secretario de Salud del estado.
Aunque debiera ser un proceso natural, la realidad es que la alimentación exclusiva con leche materna es baja en el país. A los tres días de nacidos, sólo 43.2 por ciento de los bebés son amamantados por sus madres. La principal causa es la falta de información sobre las repercusiones en la salud de los niños, señaló Romeo Rodríguez Suárez, encargado de la estrategia de la Secretaría de Salud (SSa) que busca impulsar la lactancia materna.
También influye la presión que ejercen las empresas fabricantes de sucedáneos de la leche materna, las cuales prácticamente nunca cumplieron el compromiso suscrito en septiembre de 2007 de evitar regalar muestras de sus productos a las mamás o sus familiares.
El hecho de que 57 por ciento de los recién nacidos consuman otros productos, como leche de fórmula, té y/o agua simple, los coloca en una situación de alto riesgo para el desarrollo de enfermedades y la pérdida de la vida, sostuvo Rodríguez Suárez.
Con base en investigaciones científicas internacionales, se conoce con certeza que la frecuencia de infecciones respiratorias es cinco veces menor en un bebé alimentado desde el seno materno que en uno que toma fórmula.
La probabilidad de sufrir meningitis (inflamación grave del cerebro) por hemophilus influenza tipo B es de cuatro a 16 veces mayor en los niños que toman biberón, mientras la posibilidad de presentar alergias es de 4.3 a 5.3 veces superior para estos infantes, explicó el especialista en pediatría y también coordinador de asesores del secretario de Salud federal, José Ángel Córdova Villalobos.
Explicó Rodríguez Súarez que la leche materna aporta defensas para enfrentar las enfermedades y la totalidad de los nutrimentos indispensables para el desarrollo del recién nacido. Recordó que las vacunas se aplican a partir de los dos meses de edad, pero tienen efecto en la generación de anticuerpos hasta seis meses después.
De acuerdo con un estudio realizado por la Comisión Nacional de Protección Social en Salud entre los afiliados al Seguro Médico para una Nueva Generación, únicamente 12.5 por ciento de los niños de seis meses de edad se alimentan con leche materna. La misma investigación documentó que únicamente 43.2 por ciento de los bebés reciben lactancia materna a los tres días de nacidos.
Los datos son reveladores, indicó Rodríguez, porque explican, en parte, que México no haya logrado acelerar el descenso de la mortalidad infantil y, por el contrario, se enfrente a crecientes problemas de salud como sobrepeso y obesidad, principalmente porque desde etapas muy tempranas se favorece el consumo de bebidas azucaradas.
Para el diputado del PRD Heladio Verver, el abandono de la lactancia comenzó en la década de los años 60, cuando las mujeres se incorporaron al mercado laboral y asumieron una doble o triple jornada. Eso ha provocado que carezcan de tiempos de reposo y muy probablemente tampoco consumen la cantidad suficiente de líquidos necesarios para una buena producción de leche.
Se agrega el hecho de que durante las primeras horas de vida del recién nacido es alimentado con biberones, en lugar de llevarlo con su mamá para que de inmediato comience la lactancia. También se ha perdido la enseñanza intergeneracional, de madres a hijas, y en la actualidad las mujeres no reciben ningún tipo de información.
También incide la angustia que les genera pensar que no podrán alimentar a su bebé y se van por la salida fácil que les ofrecen las fórmulas lácteas.
En reiteradas ocasiones las autoridades sanitarias han resaltado los avances en la disminución de la muerte infantil, la cual ha pasado de una tasa de 39.2 por mil nacidos vivos en 1990 a 14.2 en 2008 (27 mil decesos anuales), con lo que el país está en la ruta de cumplir la Meta del Milenio en el tema, de reducir en dos terceras partes la cantidad de defunciones entre 1990 y 2015.
Pero, señaló Rodríguez, habría que aspirar a llegar a niveles como los de otros países latinoamericanos como Costa Rica, cuya tasa de defunción infantil es de 10 por mil nacidos vivos; Chile, de ocho, o Cuba, que se encuentra en apenas cinco decesos por mil nacidos vivos.
Entre los países desarrollados, el especialista mencionó a Japón, con una tasa de tres por mil, y Canadá, que reporta cinco defunciones por mil nacidos.
La lactancia materna contribuiría al logro de este objetivo. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha documentado que la sola alimentación desde el seno materno puede reducir las muertes infantiles en 14 por ciento por año, lo que para América Latina y el Caribe significaría evitar 52 mil defunciones de niños menores de un año de edad.
Retos a vencer
Para ello, dijo el especialista, se tienen que vencer varios obstáculos. El primero, lograr que en los 30 o 60 minutos posteriores al parto comience la lactancia. Lamentablemente, eso no ocurre en las instituciones públicas de salud.
Debe existir capacitación de la mujer embarazada sobre la importancia de que alimente a su bebé y ella estar dispuesta a pasar varios días dedicada exclusivamente a amamantar de 12 a 16 veces diarias y descansar. En este proceso es fundamental el contacto madre-hijo, piel con piel, señala Rodríguez.
Así es como se establece el vínculo que derrumba el mito de que las mujeres “no tienen leche o que los bebés no la quieren. Eso no pasaba antes”, afirmó, aunque también reconoció que existen otros factores, como la presión que ejercen las compañías fabricantes de sucedáneos de la leche materna.
El 4 de septiembre de 2007 las empresas se comprometieron a promover la lactancia materna y evitar acercarse en los hospitales a las mamás o sus familias para promover o regalarles muestras de las fórmulas infantiles.
Rodríguez Suárez aseguró que en los siguientes tres meses los fabricantes violaron el acuerdo. A excepción de Nestlé, ninguno de los corporativos ha respetado el documento que firmaron en presencia del secretario Córdova Villalobos.