El Seminario organizado por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM) con el título “El reto de la Alimentación Mundial en el siglo XXI” expuso una dualidad en palabras de Liliana Balbi, Economista Superior de la División de Mercados y Comercio de la FAO: por un lado, hay más de un millón de personas en el mundo que pasan hambre; por otro, se puede afirmar que la alimentación del planeta está asegurada hasta el año 2050.
El Subsecretario del MARM, Santiago Menéndez de Luarca, fue el encargado de presentar el Seminario en el que se analizó y debatió sobre el gran reto de este siglo: erradicar el hambre y garantizar el acceso a los alimentos a toda la población. “La meta de erradicar el hambre es un reto aún mayor si se atiende a las proyecciones demográficas que estiman que la población mundial continuará creciendo, lo que supondrá un aumento notable en la demanda de productos agrícolas”, dijo en un principio para añadir a continuación que “en el tema de la seguridad alimentaria, el mundo se mueve entre dos conceptos: mientras los países del tercer mundo aspiran a cubrir una necesidad simple, como es la de nutrirse, los llamados del primer mundo aspiran a unos modelos de seguridad complejos”.
La ponencia inaugural corrió a cargo de la mencionada Liliana Balbi, quien expuso con cifras la situación actual y las proyecciones de la oferta y demanda mundial de materias primas agrarias y de alimentos, incidiendo en la importancia de garantizar la capacidad de provisión y de acceso a alimentos suficientes, sanos y seguros para toda la humanidad.
“Según la FAO, la seguridad alimentaria existe cuando todas las personas, en todo momento, tienen acceso físico, social y económico a una cantidad suficiente de alimentos inocuos y nutritivos”. Añadió que, también para la FAO, “subnutrición es la situación de personas cuyo insumo regular de alimentos no cubre sus necesidades energéticas mínimas”.
“La crisis económica mundial actual ha golpeado con mayor incidencia a los países en desarrollo, lo que ha llevado a un incremento de la subnutrición en el mundo. Más de un millón de personas pasan hambre en la actualidad”, reseñó.
Sobre la situación actual de la alimentación mundial afirmó que los precios de los cereales están bajos, por debajo de los de hace dos años –“es una consecuencia de lo alta que estuvo la producción mundial en 2008, por encima de la utilización, lo que hizo que los stocks aumentasen”- pero se observa una tendencia al alza que los situarán entre un 15 y un 40 por ciento más que antes de empezar la crisis.
Las previsiones que se han hecho en la FAO llegan hasta el 2050 y se han sacado varias conclusiones: hasta esa fecha está asegurada la alimentación en el mundo; el consumo se incrementará de manera sostenible, y habrá una reducción de las personas que pasarán hambre.
En este sentido, María Abad, Consultora en materia de seguridad alimentaria y cooperación al desarrollo, incidió en su intervención en las diferencias de este reto en función del país, profundizando en las necesidades específicas de los países en vías de desarrollo. Afirmó que la nutrición es un derecho de las personas y culpó a los estados, como garantes de estos derechos individuales, en el caso de que no se cumplan.
Alberto Garrido, Profesor del Departamento de Economía y Ciencias Sociales Agrarias de la Universidad Politécnica de Madrid, y Domingo Jiménez, asesor del Observatorio de la Sostenibilidad de España, dedicaron sus intervenciones a analizar cuál es la capacidad productiva que existe para atender al incremento de la demanda y hasta qué punto podemos hacerlo garantizando el compromiso de sostenibilidad del proceso. “La agricultura se plantea el reto de tener que alimentar a 1.700 millones de personas más en los próximos veinte años”, dijo Domingo Jiménez. Alberto Garrido, por su parte, defendió que es imposible hacer predicciones en el tema de la alimentación.
Finalmente, Jaime Lillo, Subdirector General de Políticas Agroalimentarias, Desarrollo Rural y Agua del MARM, destacó el papel y la importancia de las políticas y las instituciones en el marco del objetivo de alimentar a la población mundial. “El objetivo es aumentar la producción agraria en un 70 por ciento y hacerlo con criterios de sostenibilidad. ¿Y cómo se hace esto? Con las políticas agrarias, y con el equilibrio entre éstas y el buen funcionamiento del comercio internacional. Y no es fácil porque todo el mundo pide una gobernanza global pero es difícil poner de acuerdo a todos los países en los temas de agricultura”.
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