En el periodo estival las actitudes de los consumidores ante la crisis se han mantenido constantes.Su confianza se ha estabilizado en valores bastante negativos en el verano.
Las cualidades casi terapéuticas, de inyección de optimismo, que se atribuyen históricamente a los veranos no se han concretado en 2010, según se publica en Millward Brown.
Se ha asumido que la crisis irá para largo, que con oscilaciones introducirá incertidumbres en el futuro de la economía española y familiar durante tiempo.
Se mantiene una valoración muy negativa de la situación económica del país, que se ha convertido en una fuente de incertidumbre para los consumidores.
La valoración del momento para realizar grandes compras se ha deslizado en los últimos meses hacia opiniones muy negativas. Parece que los consumidores estuvieran difiriendo sus decisiones económicas más importantes.
Esto es compatible con una leve relajación de los pequeños gastos domésticos, esta vez sí propia del verano.
Se ha asumido socialmente que la salida de la crisis será una larga travesía durante la que no conviene bajar la guardia y asumir compromisos que puedan no cumplirse.
Como nota positiva destacar que los consumidores asumen esta realidad con tranquilidad, casi con frialdad. De este modo, la valoración de la situación económica del hogar y las previsiones para los próximos seis meses se mantienen en términos positivos.
En suma, el largo y cálido verano se resuelve con la convicción de que estamos lejos de la salida de la crisis y la cautela seguirá dominando las decisiones de consumo, más incluso que hace unos meses en lo que se refiere a grandes gastos.
¡Plazo de matrículación abierto!