El 43% de la población en 2049 será mayor de 55 años, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y los mayores de 64 años se duplicarán en 40 años pasando a representar más del 30% del total debido al envejecimiento de la pirámide poblacional. Hoy las personas mayores de 55 años suponen el 26,3 % de la población. Este escenario supone un nuevo paradigma en la sociedad que afecta a muchos aspectos de la vida y entre ellos la alimentación.
De la misma manera que los bebés y los niños necesitan de una alimentación especial, y cada etapa en la vida de la persona requiere de una forma diferente de alimentarse, así también este grupo poblacional de mayores también reclama una atención específica alimentaria que contribuya a su salud.
La alimentación de las personas mayores.
Aunque cuando se va envejeciendo la actividad física se reduce significativamente y se gasta menos energía, las personas mayores necesitan consumir una mayor cantidad de nutrientes que los jóvenes para mantenerse más sanos.
Los nutricionistas y otros especialistas médicos recomiendan además de un ejercicio físico adaptado a ellos, llevar una alimentación adecuada: baja en sal y azúcares, y que contemple el consumo de grasas cardiosaludables (aceite de oliva virgen y omega 3). Se recomienda por ejemplo aceite de oliva, o pescados como caballa, salmón y arenque que tienen muchas vitaminas, frutos secos, fruta.
Una oportunidad para las empresas.
Algunas empresas como Nestlé, Fresenius Kab o Nutricia ya han detectado estas necesidades específicas y han empezado a desarrollar líneas de producto dirigidas a las personas mayores, con dietas orales y por sonda, dietas para patologías concretas y alimentos de textura modificada.
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