Un completo estudio de la Fundación Cajamar se adentra en el mercado del control biológico en España. Las exigencias medioambientales, el aumento de la productividad y la creciente exigencia en materia de seguridad para los consumidores están impulsando una agricultura a caballo entre la ecológica y la convencional. Andalucía lidera la superficie agrícola destinada a este tipo de agricultura con más del 60% del total nacional.
Las exigencias derivadas de la seguridad alimentaria y la creciente sensibilización por la protección medioambiental están motivando la adopción de nuevos métodos productivos en la actividad agraria que atienden a un modelo de desarrollo más sostenible, que se sitúan en un estadio intermedio entre la agricultura ecológica y la convencional, la cual se caracteriza por utilizar importantes cantidades de elementos externos (insumos), algunos de cuales, son especialmente invasivos con respecto al medio ambiente. Este tipo de agricultura es la que se considera en el corpus legal español como Producción Integrada, y que permite el control de plagas mediante métodos de actuación químicos y biológicos (control integrado de plagas), buscando reducir al mínimo el uso de productos fitosanitarios de síntesis.
Entre las medidas mencionadas, la utilización de la lucha genética para proteger las plantas de plagas y enfermedades constituye una herramienta de especial relevancia ante la dilatada experiencia comercial que se dispone. En este sentido, la mejora genética clásica ha dirigido sus esfuerzos a obtener variedades más productivas en la medida que ha sido posible hacerlas más resistentes a plagas y patógenos, obtener frutos de mejores características comerciales o prolongar los períodos de cosechas. Andalucía lidera la superficie agrícola destinada a la producción integrada con más del 60% de las 601.000 hectáreas dedicadas a este tipo de producción en toda España. Destaca Almería que de 20 “simbólicas” hectáreas en 2003 ha pasado a 19.526 hectáreas en 2010.
De forma más reciente, la aplicación de modernas técnicas de ingeniería genética ha permitido el desarrollo de cultivos modificados genéticamente (MG) a escala comercial que expresan características agronómicas de utilidad reconocida, si bien no están incluidas en el reglamento de producción integrada, ni tienen relación directa con el control biológico.
Asimismo, el control biológico es una técnica ancestral cuyo conocimiento científico ha evolucionado con el transcurso del tiempo. La primera referencia de la introducción de un enemigo natural desde una zona geográfica a otra se remonta a finales del siglo XVIII, tratándose del pájaro Mina común, especie originaria de la India, que se liberó en la isla Mauricio para controlar las poblaciones de langosta roja. No fue hasta finales del siglo XIX cuando el control biológico adquirió el carácter de moderno, tras el éxito alcanzado en 1888 con la introducción del depredador Rodolia cardinalis y el parasitoide Cryptochetum iceryae en California desde Australia para el control de la cochinilla acanalada en cítricos.
En este contexto, los objetivos del presente estudio pretenden definir el concepto de control biológico y realizar una caracterización por tipos de agentes empleados a nivel comercial; presentar los tipos de control biológico y su reseña histórica; describir el marco normativo que afecta al control biológico; identificar los principales agentes de control biológico registrados en España distinguiendo entre lucha biológica de plagas y enfermedades; analizar la oferta empresarial, identificando las empresas de base industrial y las comercializadoras; y caracterizar la oferta en función de diversos aspectos: distribución territorial, modelo productivo, orientación sectorial y diversificación de la actividad.
A lo largo de las páginas del monográfico el lector interesado encontrará respuesta a estas cuestiones y tendrá una amplia visión de las empresas y los productos que actualmente están operando en España dentro de este mercado, que ha mostrado un rápido crecimiento en los últimos años sobre todo en el cultivo de hortícolas en invernadero, donde han contribuido a consignar un nuevo paradigma en relación a los métodos de manejo.
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