Después de tres años y medio, el Gobierno noruego sigue sin alcanzar un acuerdo sobre la posibilidad de permitir (o no) la importación de alimentos modificados genéticamente. En concreto, dos variedades del maíz y una de la colza avivan dicho debate.
Los partidos socialista (Sosialistisk Venstreparti, SV) y de centro (Senterpartiet, SP), que forman parte de la coalición de gobierno en Noruega, se niegan rotundamente a aprobar esta medida y consideran que la compra de maíz transgénico crearía un precedente para el resto de alimentos. La Unión Europea, por su parte, sí que acepta el comercio con uno de estos tipos de maíz transgénico y el Directorio para la Gestión Medioambiental noruego aprueba la importación del maíz y no de la colza.
Sin embargo, el Ejecutivo no tiene tan clara la situación, ya que el Ministerio de Asuntos Exteriores teme que la prohibición de la importación puede tener un ''efecto respuesta'' en otros países afectando a las ventas de salmón noruego. Por ello, las autoridades locales han organizado un comité especial con representantes de los ministerios de Asuntos Exteriores, Pesca e Industria y Comercio para debatir sobre los beneficios y las contras de este tipo de alimentos.
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