En enero, los precios de todos los grupos de productos básicos supervisados registraron fuertes aumentos en comparación con diciembre, salvo los precios de la carne, que no sufrieron modificaciones.
En enero, el índice de la FAO para los precios de los cereales alcanzó un promedio de 245 puntos, un 3% más que en diciembre y el mayor desde julio de 2008, pero todavía un 11% más bajo que la cota máxima alcanzada en abril de 2008. El aumento de enero se debió principalmente a los continuos aumentos registrados en los precios internacionales del trigo y el maíz, a causa de la escasez de suministros, mientras que los precios del arroz descendieron un poco, ya que en ese momento se estaban recogiendo las cosechas principales de los países exportadores más importantes, según la FAO.
El índice de la FAO para los aceites y grasas subió un 5,6% a 278 puntos, aproximándose al nivel récord de junio de 2008, debido a un equilibro cada vez más difícil entre la oferta y la demanda del conjunto de las semillas oleaginosas.
El índice de la FAO para los productos lácteos alcanzó un promedio de 221 puntos en enero, un 6,2% más que en diciembre, pero todavía un 17% menos que su cota máxima de noviembre de 2007. Una demanda mundial sostenida de productos lácteos, en un momento en que la producción experimentaba una merma estacional en el hemisferio sur, continuó sustentando los precios de dichos productos.
En enero, el índice de la FAO para los precios del azúcar registró un promedio de 420 puntos, un 5,4% más que en diciembre. Los precios internacionales del azúcar siguen siendo altos, debido a la escasez de los suministros mundiales.
Por el contrario, el índice de la FAO para los precios de la carne se mantuvo constante en torno a 166 puntos, ya que el descenso de los precios en Europa, causado por una pérdida de confianza de los consumidores a raíz de una contaminación de los piensos, se vio compensado por un ligero aumento de los precios de exportación de Brasil y los Estados Unidos.
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