De la mano del aceite de oliva, Argentina tiene el potencial para protagonizar otro boom productivo y exportador como el que se produjo en el sector del vino, siempre y cuando el país sea capaz de aprovechar sus condiciones excepcionales para ser uno de los más grandes exportadores de virgen extra.
Hasta la década de 70, el país latinoamericano fue un importante productor olivícola. La irrupción y auge de los aceites de semilla frenó este fenómeno. Posteriormente, a partir de los años 90 se llevó a cabo la plantación de nuevas superficies, pasando de 29.000 a 105.000 hectáreas (+350%). En 20 años, Argentina ha invertido 950 millones de dólares (695 millones de euros), cantidad que no ha sido suficiente para relanzar la actividad exportadora.
José Chediack, presidente del Grupo Phronesis, considera que ''deberíamos exportar por valor de 390 millones de dólares (285 millones de euros) anuales si toda nuestra superficie cultivada produjera la cantidad que debiese''. Un estudio de la consultora Claves estima que en 2020 Argentina podría transformarse en uno de los polos productivos más importantes de aceites varietales y de blend de consumo del mundo. Por su parte, Gianfranco Andreani, director de Yancanelo, compañía que produce y exporta aceite de oliva y aceitunas en conserva, señala que ''el país se encuentra en un lugar geográfico privilegiado para abastecer una demanda mundial creciente''.
En la actualidad, Argentina vende el 30% de su producción a Brasil, el 17% a EEUU y un 9% a Italia. La producción local ronda las 25.000 toneladas anuales, de las que 19.000 van a parar a los mercados exteriores.
¡Plazo de matrículación abierto!