Una alimentación equilibrada nos va a permitir llevar una alimentación sana y exenta de problemas para la salud. La principal característica de una alimentación equilibrada es que nos aporte una gran variedad de alimentos, siendo estos distribuidos de forma adecuada a lo largo del día. Realizando como mínimo cinco comidas diarias según este perfil:
- Desayuno 25% del valor calórico total.
- Media mañana 10% del valor calórico total.
- Almuerzo 35% del valor calórico total.
- Merienda 10% del valor calórico total.
- Cena 20% del valor calórico total.
Después de un largo ayuno, el cuerpo necesita energía y nutrientes para realizar bien sus actividades diarias: el colegio, el trabajo, el deporte. Por lo que el desayuno es la comida más importante del día para no estar cansados, ni sentir fatiga. Al ser la primera comida del día nos carga las pilas, para un mejor rendimiento físico, nos aumenta la concentración y la memoria. Un buen desayuno sería el compuesto por lácteos, cereales y fruta. Y en ocasiones alimentos proteicos como ibéricos, queso o frutos secos.
A media mañana lo ideal sería introducir un lácteo y alimentos vitamínicos.
El almuerzo hay que hacerlo sentados, intentando comer despacio y masticar bien. Introduciendo alimentos de los distintos grupos de la pirámide nutricional.
La merienda nos evita periodos de ayuno entre el almuerzo y la cena y llegar con menos apetito a la cena. Compuesta por un lácteo y alimentos vitamínicos al igual que la media mañana.
En la cena se deben incluir aquellos alimentos de la pirámide nutricional que no hemos consumido en el almuerzo, incluyendo aquellos fáciles de digerir, con el objetivo de tener un sueño reparador, no perturbado por una digestión difícil.
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