La baja calidad en la dieta podría explicar las anomalías metabólicas en los niños obesos. Así lo sugiere un estudio del Hospital Infantil y el Centro de Investigación de Oakland en California (Estados Unidos), hecho público durante las sesiones científicas 2011 de la Asociación Americana del Corazón.
La calidad de la dieta de los niños estudiados era pobre en todos los casos, baja en productos frescos, fibra y lácteos. En los cuestionarios, los niños obesos y de peso normal decían consumir cantidades similares de cereales, proteínas, grasas y calorías. Sin embargo, los niños obesos tomaban menos raciones diarias de productos lácteos y tendían a consumir menos frutas. Las dietas de los niños obesos eran más bajas en potasio, vitamina C, D y A, que se localizan en los lácteos fortificados y en las frutas y vegetales de colores más intensos.
''Los niños obesos consumen muy pocas fuentes naturales de antioxidantes, frutas y vegetales, y podían necesitar más antioxidantes dada la inflamación asociada con su adiposidad extra. Para la salud de su corazón, los adolescentes obesos necesitan comer mejor y no solo comer menos'', señala Ashutosh Lal, responsable del estudio. Los autores indican que los adolescentes obesos pueden sentirse sanos, pero las pruebas de sangre muestran que tienen inflamación, resistencia a la insulina y altos niveles de homocisteína. ''Las anomalías metabólicas sugieren que el proceso de desarrollar enfermedad cardiaca ya ha comenzado en estos niños, lo que hace crítico el que adopten cambios en el estilo de vida y en la dieta de forma definitiva'', explica Lal.
Este equipo científico comparó las dietas y los resultados de las pruebas sanguíneas de 33 jóvenes obesos de entre 11 y 19 años con los de otros 19 jóvenes de edades similares y un peso normal. Las pruebas sanguíneas revelaron que los niveles de proteína C-reactiva eran casi 10 veces superiores en los niños obesos, lo que indicaba la inflamación presente en el organismo. Se descubrió resistencia a la insulina, un precursor de la diabetes tipo 2, y la necesidad de grandes cantidades de insulina para mantener los niveles normales de azúcar en sangre. Los niveles de homocisteína -un aminoácido relacionado con el mayor riesgo de enfermedad cardiaca- eran un 62% mayores en los niños obesos.
Los resultados también mostraron que los niveles de glutationa eran un 27,9% menores en los niños obesos y los niveles de glutationa oxidada eran un 125% superiores. La mayor tasa de glutationa oxidada y la no oxidada indica estrés oxidativo, un desequilibrio en la producción de radicales libres que dañan la célula y la capacidad del organismo para neutralizarlos. El estrés oxidativo conduce a más inflamación y a un aumento en los daños de los vasos sanguíneos y su endurecimiento.
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