Brasil decidió monitorear los alimentos procedentes de Japón para verificar posibles contaminaciones por radiación tras el colapso de la planta nuclear de Fukushima, aseguró ayer el diario Folha de Sao Paulo.
Esta medida será anunciada «en los próximos días» por el Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, siguiendo el ejemplo de Estados Unidos y de la Unión Europea, que adoptaron el mismo cuidado después de que las autoridades niponas confirmaron la presencia de radiación en verduras, leche y agua.
La decisión de monitorear los alimentos importados de Japón después de la catástrofe nuclear fue tomada el martes, durante una reunión entre funcionarios del Ministerio de Agricultura, de la Comisión Nacional de Energía Nuclear (CNEN) y de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), que divulgarán una nota conjunta sobre el tema en los próximos días.
Según funcionarios del Gobierno consultados por el diario, agentes de Anvisa y del Ministerio de Agricultura cosecharán muestras de alimentos procedentes de Japón y las enviarán a laboratorios estatales especializados en detectar radiación en Río de Janeiro y en San Pablo, cuyos puertos son las principales puertas de entrada de productos nipones en Brasil.
El sistema es similar al que fue adoptado en Brasil en 1986 para monitorear los alimentos procedentes de Ucrania tras el desastre en la planta atómica de Chernóbil, cuando se había detectado la presencia de cesio radiactivo en parte de los productos.
Brasil importa principalmente pescado, algas y pastas utilizadas en la cocina típica japonesa y, según Folha de Sao Paulo, los alimentos embarcados después del desastre nuclear empezarán a llegar al país a partir del 11 de abril.
En una etapa inicial, el monitoreo de los alimentos afectará solamente a los productos procedentes del área afectada por la catástrofe nuclear.
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