Cincuenta estudios confirman que la dieta mediterránea es el régimen alimenticio más saludable para el corazón y para mantener a raya los niveles de colesterol, triglicéridos, la presión arterial y el metabolismo de la glucosa.
Según los datos analizados por Panagiotakos y la doctora Christina-Maria Kastorini, la dieta mediterránea está asociada con una disminución de la mortalidad por enfermedades coronarias, diabetes tipo 2 (enfermedad crónica caracterizada por altos niveles de glucosa en la sangres), obesidad y algunos tipos de cáncer.
Los expertos definen la mediterránea como un patrón alimentario caracterizado por el alto consumo de ácidos grasos monoinsaturados, principalmente de aceitunas y aceites de oliva. Incluye, asimismo, una dosis diaria de frutas, verduras, cereales integrales y productos lácteos bajos en grasa, además de pescado, aves, frutos secos y legumbres, con un consumo relativamente bajo de carne roja y moderado de alcohol, normalmente con las comidas.
Los estudios destacan también que los efectos antioxidantes y antiinflamatorios de la dieta mediterránea en su conjunto, así como los efectos positivos de los componentes individuales de la misma, especialmente del aceite de oliva, las frutas, las verduras y el pescado, son parte de la receta para mantenerse sano.
Por otro lado, teniendo en cuenta los limitados recursos económicos de muchos países para financiar fármacos y medicinas, una mejor alimentación puede ser un medio eficaz y asequible para prevenir enfermedades coronarias.
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