La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) han lanzado una plataforma para la seguridad alimentaria cuyo objetivo es mejorar la coordinación de las respuestas en este ámbito en las crisis humanitarias.
El Grupo de Seguridad Alimentaria, liderado por ambas organizaciones, tiene su sede en Roma. Su trabajo está dirigido por una pequeña unidad global, a cuya cabeza se encuentra Graham Farmer, el recién nombrado coordinador mundial del grupo. El grupo mundial de apoyo incluye a la FAO, el PMA, organizaciones no gubernamentales (ONGs), el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja y otras organizaciones humanitarias. ''El apoyo de las ONGs y del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja ha sido vital en el establecimiento del Grupo de Seguridad Alimentaria Mundial'', señaló el director General Adjunto de la FAO (a cargo de Operaciones), Changchui He.
''Compartimos la creencia común de que trabajar juntos a nivel internacional y nacional para coordinar mejor las respuestas sobre la seguridad alimentaria en las situaciones de crisis, desde la ayuda alimentaria al apoyo a la producción de alimentos y la reconstrucción de los medios de vida basados en la agricultura, puede mejorar de forma eficaz las vidas de personas afectadas por desastres y emergencias en todo el mundo'', añadió He.
''Llegar a las víctimas del hambre con alimentos que salvan vidas en situaciones de emergencia significa muchos socios trabajando juntos, y el nuevo Grupo de Seguridad Alimentaria Mundial será una herramienta poderosa en apoyo de la coordinación a todos los niveles y para maximizar nuestros esfuerzos de ayuda alimentaria'', señaló el Subdirector Ejecutivo y Jefe de Operaciones del PMA, Amir Abdulla.
A partir de ahora los grupos de seguridad alimentaria nacionales y sus miembros podrán contar con apoyo en cinco áreas cruciales: herramientas y orientación sobre cómo coordinar las respuestas de manera más eficaz; cubrir las carencias en recursos humanos en situaciones graves de emergencia; creación de capacidad y formación para aumentar la competencia en seguridad alimentaria de las partes implicadas en los países, de forma que se coordinen más eficazmente; mejor información y gestión de los conocimientos; y una labor de concienciación fortalecida y mejor coordinada sobre las respuestas de seguridad alimentaria tanto en los países afectados por las emergencias como a nivel mundial.
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