Los errores de política desembocaron en la actual crisis de la industria de la carne. Se perdieron casi 12 millones de cabezas de ganado y el valor de la hacienda en pie escaló a niveles que son, en dólares, los más altos de la historia. Así las cosas, el consumo por habitante se encogió a los actuales 51 kilos por habitante y por año, aún más bajo que en el dramático 2001. Y pese a que hay otras carnes en la dieta, como la del pollo, cayó el consumo total de proteína en la dieta.
La industria frigorífica vive uno de sus peores momentos con 8.000 obreros en la calle.
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