Por un maíz libre de transgénicos, Monsanto, fuera de nuestro maíz.
En el Día Mundial de la Alimentación, el maíz mexicano afronta la voracidad de Monsanto, la principal comercializadora a nivel mundial de semillas transgénicas. La empresa solicitó dos permisos para sembrar de manera comercial maíz transgénico en 700 mil hectáreas de Sinaloa, lo que significa todo el territorio cultivable del estado. En tanto, Pioneer espera autorización para la siembra de una variedad de Monsanto en 351,284 hectáreas de Tamaulipas; por ello, Greenpeace le exigió a esa transnacional que retire sus manos del maíz mexicano.
Frente al edificio que alberga las oficinas de Monsanto en México, cinco activistas de la organización ambientalista desplegaron una manta gigante de 234m2 con la leyenda: “Por un maíz libre de transgénicos, mientras una treintena de activistas portaba una pancarta con el mensaje: “Monsanto, fuera de nuestro maíz” con la imagen de un lobo clavando los colmillos a una mazorca.
Permitir la siembra comercial en Sinaloa, que es ‘El Granero de México’ y principal productor de maíz blanco, representa el ‘tiro de gracia’ a nuestro derecho a una alimentación sana y de calidad.
Desde el 6 de marzo del 2012, el Relator Especial de Naciones Unidas sobre el Derecho a la Alimentación, Olivier De Schutter, recomendó reinstalar urgentemente la moratoria a las siembras de maíz transgénico en México debido al grave riesgo que representa para la diversidad de las variedades nativas de maíz. A pesar de ello, ni la Secretaría de Agricultura ni la de Medio Ambiente se han pronunciado en contra de este tipo de siembras.
Monsanto controla alrededor de 90 por ciento del mercado mundial de semillas genéticamente modificadas y en México, es la principal beneficiaria de los permisos de siembra de maíz GM en fase experimental. A escala comercial estos representan una amenaza aún mayor, ya que el agricultor tiene prohibido vender, intercambiar y guardar las semillas que le compre a Monsanto. De hacerlo, enfrentará demandas judiciales. Asimismo si su campo resulta contaminado por semillas transgénicas, se verá obligado a pagar regalías o multas, situación que ya han enfrentado agricultores de Estados Unidos y Canadá.
Sin embargo, a pesar de las crecientes pruebas sobre el detrimento al medio ambiente y de los riegos de afectación para la salud humana, Monsanto sigue intentando introducirlos en otras regiones del planeta con una publicidad engañosa que promueve mitos como el combate al hambre y al cambio climático. Por ello, Greenpeace exige a la transnacional su retirada del campo mexicano.
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