México tiene una capacidad mayor para producir.
En el Seminario internacional Avances y retos de la política social, explicó que los problemas de ingreso en la población son los que realmente provocan que haya un problema de alimentación, porque si bien el país puede producir o comprar al extranjero la comida, diversos factores la pueden hacer encarecer y entonces la gente de bajos recursos ya no puede pagarla.
Uno de esos elementos es la concentración en la agricultura.
''El 50 por ciento de la producción concentrada en siete estados del país, la producción en términos de valor está muy concentrada en el 10 por ciento de los productores del → país, y hay un 70 por ciento de productores que tienen unos ingresos por debajo de la línea de pobreza'', advirtió.
México tiene una capacidad mayor para producir, que se aprovecharía otorgándole inversión a un sector de alrededor de 20 por ciento de productores, estimó.
Además, por esa concentración es que cuando hay una sequía o helada se pierde gran parte del alimento disponible para todo el país, lo cual también ocurrió con la gripe aviar que fue en una zona, pero dañó la cantidad de huevo que se iba a consumir.
Otro riesgo es que al no contar con reservas y depender de los precios internacionales que se han comportado con alta volatilidad, cambian mucho los precios y eso tiene un fuerte impacto sobre todo en la población rural donde las cifras de pobreza cuadruplican a las de zonas urbanas.
''Un aumento de una inflación alimentaria de 10 por ciento, como es el caso de este año, significa la diferencia entre lo que gente que está en pobreza extrema pueda comer o no'', sentenció.
En ese caso, dijo, es cuando las políticas sociales pueden ser clave. Pero en general, arremetió contra el sistema que se tiene en materia de apoyos en México.
Urquia contó que en el trabajo que han realizado junto con la Secretaría de Agricultura (Sagarpa) para aplicar el Proyecto Estratégico para la Seguridad Alimentaria (PESA) ha dividido a las comunidades en dos: las comunidades Sedesol y las PESA.
Se refirió a las primeras, porque son lugares donde las carencias son demasiadas, no hay recursos ni ingresos y se hace evidente la necesidad de brindar apoyos, pero éstos terminan por convertirse en lo único y ya ni siquiera se plantea un componente de desarrollo, como sí busca PESA.
''Cuando vas a esas comunidades, lo primero que nos dicen es ''¿qué nos van a dar?''. Se crea una mentalidad permanente de recepción de subsidio, y con esa mentalidad no podemos trabajar. Muchas veces les decimos ''no, nosotros venimos a hacer desarrollo productivo'', la mitad de la población se da la vuelta. A lo mejor es algo muy duro lo que estoy diciendo, pero realmente mucha gente no está interesada'', aseguró.
La experta consideró que no se debe caer en que los programas sociales sean lo único, sino que deben ir acompañadas de algo más, ser complemento, que haya incentivos para transformar la realidad del lugar, porque si sólo se quedan en la ayuda entonces nunca habrá un cambio.
''Lo que es muy difícil ver es cómo las políticas sociales se han convertido en un sustituto de lo que deberían ser políticas de desarrollo territorial. La falta de desarrollo económico de estas zonas ha convertido a la política social en la única política, y esto a largo plazo tiene un componente muy negativo.
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