El consumidor actual es cada vez más exigente respecto a la sostenibilidad de los productos que consume. Conscientes de ello, las empresas están haciendo esfuerzos para demostrar objetivamente que sus productos tienen un reducido impacto ambiental. Ya existe un creciente número de empresas en toda Europa, en especial las que tienen vocación exportadora, que diferencian sus productos en el mercado con una Huella de Carbono menor que la de sus competidores.
La Huella de Carbono es un indicador de sostenibilidad medioambiental que mide el impacto en forma de emisiones de gases efecto invernadero que genera un producto servicio o actividad a lo largo de su ciclo de vida. Actualmente se está incorporando en las etiquetas de los productos como un factor discriminatorio a la hora de elegir entre diferentes tipos de productos y marcas y, no sólo eso, sino que para muchas empresas de alimentación es una exigencia por parte del cliente, como el caso de algunas empresas británicas de distribución que lo exigen a sus proveedores.
Por ello, aunque la iniciativa se aplica aún en pocos lugares, por ella se están interesando grandes marcas. La primera en sumarse ha sido Walkers, un productor británico de patatas fritas perteneciente a la multinacional Pepsico. Walkers ha comenzado a introducir en sus bolsas de patatas la cantidad de dióxido de carbono (CO2) que se emite en toda la cadena de alimentación, desde que las patatas son sembradas en el campo hasta que llegan al consumidor. (ver gráfico)
En España, empresas del sector de la alimentación, como Heineken, Coviñas o Grupo Matarromera están trabajando en estrategias de reducción y compensación de la Huella de Carbono a través de estudios sobre la gestión de las emisiones de gases con efecto invernadero a nivel de empresa.
Cálculo de la huella de carbono como elemento diferenciador de sus productos
Para una industria alimentaria, el cálculo de la huella de carbono supone un primer paso en el camino de dar respuesta a las demanda que tienen los consumidores y/o clientes en relación con el cambio climático, y constituye un elemento diferenciador de sus productos con respecto a la competencia.
Las empresas alimentarias que inician el cálculo de su huella de carbono en sus productos se comprometen a desarrollar programas de reducción de sus emisiones. Además al ser una certificación de producto puede ser utilizada en la propia etiqueta y sirve, por lo tanto, de comunicación directa entre el productor y el consumidor.
En una encuesta realizada sobre 26.500 ciudadanos europeos, el 80% de ellos consideró el impacto ambiental de los productos como el tercer criterio a nivel de importancia en sus decisiones de compra, tras la calidad y el precio (Gallup Organisation, 2009) La Huella de Carbono fue señalada como uno de los indicadores ambientales más reconocidos.
Según la base de datos MINTEL y tal y como muestra la gráfica, el número de nuevos productos lanzados bajo el reclamo en referencia a la huella de carbono a nivel mundial, se ha casi cuadriplicado en los últimos 2 años; en 2009 fueron un total de 27 productos lanzados al mercado bajo dicho reclamo, incrementándose a un total de 94 productos en el 2011.
¿Por qué medir la Huella de Carbono?
Este indicador puede ser utilizado como:
* Una herramienta de gestión y comunicación de la sostenibilidad ambiental: empresas agroalimentarias como Coca-cola, Consum, Bimbo, Pepsico, etc. ya están utilizando la huella de carbono como un indicador dentro de sus políticas de sostenibilidad.
* Una forma de cumplir con las exigencia del mercado: Por ejemplo, algunas empresas británicas y francesas de distribución (Tesco, Walmart, Casino..) empiezan a exigirle a sus proveedores que calculen la huella de carbono de sus productos.
* Un factor de competitividad y diferenciación del producto/compañía: especialmente para empresas con actividad exportadora a mercados del norte de Europa, más concienciados a nivel ambiental. Este es el caso de empresas de sectores como vino, aceite de oliva o frutas y verduras.
* Una herramienta de mejora ambiental y ahorro de costes. El análisis de la huella de carbono en una empresa, si está adecuadamente diseñado, permite detectar posibilidades de mejora de la eficiencia energética, de los procesos productivos o del diseño de los envases que suponen ahorros económicos y la reducción de las emisiones de gases efecto invernadero.
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