Ingredientes para ''4 personas'':
100g de almendras peladas
100g de azúcar blanquilla
300g de harina de semolina
1 yema de huevo mediano
200g de miel de azahar
100g de pistachos pelados
4 cs de agua de azahar
Una pizca de canela molida
Una pizca de azafrán
1dl de aceite de oliva
200ml de aceite de oliva para freír
Agua
Sal
Dulce de miel
Tiempo total: 45 min
Tiempo de elaboración: 35 min
Tiempo de cocción: 10 min
Epoca del año recomendada: todo el año
Elaboración:
Triture las almendras y mézclelas con el azúcar, la canela y 2 cucharadas de agua de azahar. Forme un volcán con la harina de semolina dejando un hueco en el centro. Agregue el azafrán disuelto con el agua de azahar restante, una pizca de sal y 1dl de aceite. Añada el agua necesaria para poder amasar y formar una masa consistente. Divida la masa en 2 partes y deles forma de rollo. Extienda una parte de la masa sobre una superficie de trabajo con un grosor aproximado de 1,5cm. Reparta por encima la preparación de almendras y cúbrala con la masa restante. Corte la preparación en diagonal formando rombos y páselos por la yema de huevo batida. Fríalos en una sartén con abundante aceite bien caliente hasta que estén dorados y crujientes y déjelos escurrir sobre papel de cocina absorbente. Temple ligeramente la mien en un recipiente al baño maría o en microondas y pase por ella los dulces fritos procurando que queden bien cubiertos. Dispóngalos en una fuente de servicio y decórelos con los pistachos picados. Sirva los dulces cuando estén fríos.
Nota La harina de semolina es sémola de trigo duro molida. Se encuentra fácilmente en tiendas de dietética o de productos naturales.
¿Sabías que?
Los dulces son una de las partes de la gastronomía árabe más profusa y querida entre sus consumidores y otras culturas que de ella han bebido, como es el caso de la gastronomía ibérica. Y si no, comprueben la influencia que tienen los alfajores en Andalucía aunque no se trate estrictamente del postre aquí presentado. Tal como muestran los ingredientes que componen esta exquisitez, los pistachos, las especias y sobretodo el azúcar y la miel son toques indispensables que definen la elaboración de unos preparados únicos que destacan por su dulce sabor y detallismo en preparación y presentación. Son verdaderas obras de arte que nos llegan de la ribera sur y este del Mediterráneo y que no dejan indiferente a nadie que las pruebe. En general se dice que la repostería y pastelería árabe surge de la convergencia de un influjo de culturas que se dio ya en la época antigua, y que su función está muy vinculada a unos efectos afrodisíacos que calaron fuerte en la sabiduría popular de antaño. Pero sin duda alguna, el uso de la miel como eje vertebrador de esta rica receta árabe también encuentra su razón de ser en la larga tradición que tiene en la cultura alimentaria árabe este alimento natural como producto terapéutico, al ser uno de los remedios más recomendados por la medicina profética. I es que de alguna forma no sorprende pensar que existe una interesante relación entre la confitería y pastelería de antes y las fórmulas farmacéuticas que surgieron de las recomendaciones medicinales.
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