La investigación médica realizada por el prestigioso Cedars-Sinai Medical Center de los Ángeles ha probado que los compuestos del vino tinto actúan de forma similar a los inhibidores de la aromatasa, enzima que interviene de forma activa en la biosíntesis de los estrógenos, utilizada por la medicina para tratar el cáncer de mama. Los responsables del estudio demuestran de esta forma que el vino tinto puede intervenir en la detención de la proliferación de células cancerosas producidas por cambios en los patrones hormonales.
Algunas de las sustancias que contienen los hollejos y las pepitas de las uvas negras reducen, en cierta medida, algunos de los riegos en las mujeres premenopáusicas, como puede ser la proliferación de células cancerosas.
Este estudio indica que el consumo moderado de vino aporta aspectos beneficiosos sobre la salud, ya que favorece la estabilidad de los niveles de estrógeno y aumenta la testosterona. Estas hormonas mantienen la salud del aparato reproductor femenino, en los huesos, en el colesterol en sangre y ayudan a conservar la libido.
La investigación del Cedars-Sinai Medical Center se ha realizado sobre un colectivo de mujeres que han consumido a diario, durante un mes y de forma moderada, vinos de las variedades Cabernet Sauvignon y de Chardonnay.
La Fundación para la Investigación del Vino y la Nutrición ha incorporado este estudio en su fondo documental, www.lacienciadelvino.com, para su consulta y difusión.
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