El ''Swiss Made'' genera al año 4.800 millones de euros gracias al suplemento de hasta un 20% que el consumidor está dispuesto a pagar para obtener la “calidad suiza”. Hasta la fecha, el sello podía ser utilizado por aquellas empresas que cumplieran con el nivel del 50% de materias primas o valor añadido local. Sin embargo, una nueva medida de protección ha endurecido las exigencias elevando la barrera al 60%.
En el sector agroalimentario, los artículos se han subdividido en dos categorías: por un lado, los productos alimentarios industriales obtendrán el sello si el 60% de las materias primas es de origen suizo y se produce en la Confederación Helvética el 60% del precio de distribución; por otro lado, los ''ligeramente transformados'' tendrán que ser en un 80% nacionales. Las excepciones se han limitado a aquellas referencias no disponibles en grandes cantidades en el país.
El sector más protegido ha sido el lácteo, ya que sólo la leche suiza podrá ser utilizada en un producto que reivindique el origen suizo. Por el contrario, el cacao, como era de esperar, ha sido el único rubro que no se ha tocado, con el objetivo de no afectar a la industria chocolatera.
Esta medida afectará a una gran cantidad de empresas cuyos productos -como galletas y artículos a base de trigo, yogures de frutas, mermeladas o el típico Ovomaltine- están compuestos en gran parte de componentes importados.
Para el sector industrial, el límite del 60% del valor de producción afectará a la mayoría de las empresas suizas, que suelen mantener la fabricación y a sus proveedores en el exterior.
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