El 80% se describen como muy sanos pero sólo uno de cada cinco sigue una dieta saludable.
Según un estudio de la consultora NPD Group existe un desfase entre la percepción positiva de los adultos estadounidenses sobre su salud y sus hábitos alimenticios reales. Pese a esta autopercepción positiva, casi la mitad de los consumidores del país norteamericano admite la necesidad de modificar su dieta. Para muchos, este cambio consiste más en añadir que en restar algo a su dieta; y los alimentos y bebidas funcionales son una de sus opciones preferidas.
Aunque el 80% de los adultos estadounidenses se describe como ''extremadamente'' o ''muy sanos'', sólo uno de cada cinco sigue lo que se considera una ''dieta saludable''. Casi 104 millones de estadounidenses, sin embargo, reconocen que deben modificar su dieta para tener una vida más saludable. Sin embargo, no hay consenso en qué consiste una alimentación sana: para el 55% se trata de añadir o restar algo a su dieta; para el 26% sólo en añadir; y para el 19% restante en suprimir algún componente de la misma.
Además de suplementos vitamínicos, cuyo consumo está en alza, los estadounidenses encuentran en los alimentos y bebidas funcionales una opción cómoda de ''añadir algo a su dieta para hacerla más saludable''. Este sector agrupa alimentos y bebidas con componentes biológicamente activos beneficiosos para la salud que van más allá de la nutrición básica (por ejemplo, alimentos reforzados con cereales integrales o alimentos probióticos). Según NPD Group, uno de cada tres adultos estadounidenses -casi 80 millones de personas- demuestra mucho interés en los alimentos y bebidas funcionales, mientras que uno de cada cuatro afirma consumir al menos uno al día.
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