No les interesa tanto que adquieran conocimiento, sino que tengan alimentación.
Hay que aplaudir a las instituciones públicas comprometidas en la alimentación de los niños en las escuelas.
Muchas madres matriculan a sus hijos en la educación pública para asegurar por lo menos una comida al día. No les interesa tanto que adquieran conocimiento, sino que tengan alimentación. Así lo relatan muchos maestros que son testigos de hechos que causan, en principio escozor, pero al final, tranquilidad.
Por ejemplo, los niños que llegan tarde al establecimiento después de que se ha entregado el refrigerio, siempre buscan a los amigos que se lo reclamaron. Se ven casos de ‘pelaos’ pasando por las rejas la comida, para que un hermanito o un vecino pueda comer algo ese día.
Todo hay que decirlo, el año pasado tanto Bienestar Familiar como la gobernación y la alcaldía de Armenia cumplieron con creces los programas de alimentación, aunque el sistema sigue teniendo una falencia: en vacaciones hay que aguantar hambre.
Durante todo el 2012 los estudiantes tuvieron un excelente refrigerio y un almuerzo calientito, al mediodía, con todos los nutrientes que necesita un niño para sus actividades escolares.
Los malos ratos de la llamada Goberlechita, ya pasaron, pues hace unos seis años se contaban cosas aberrantes, como que a los niños les entregaban alimentos dañados y en las bodegas se dejaban pudrir muchos más. No olvidemos que por estos hechos y un contrato indebido hay una exfuncionaria condenada y huyendo, y otra tiene pendiente una investigación.
Aplaudimos, desde esta páginas, los esfuerzos de todos los organismos del Estado, nacional, regional y local, para que este año 2013, también los niños tengan su buen refrigerio y su almuerzo calientito. Aplaudimos, aunque es una obligación que lo hagan bien, porque en este tema han sido muchos los desfalcos. A los niños no se les puede fallar. Invitamos a los profesores, a los padres de familia y a los funcionarios del gobierno a denunciar cualquier anomalía en este sistema, porque ante el crecido número de familias en la pobreza y en la indigencia que tiene la ciudad, es necesario defender con todo criterio y empeño, por lo menos, el almuerzo de los niños.
Invitamos a los mismos organismos, especialmente alcaldía y gobernación, para que no desamparen estos niños pobres cuando cesa la actividad escolar. Es necesario implementar un programa que le ofrezca a los infantes una rutina pequeña, de recreación y juegos en vacaciones, y que detrás de estos puedan recibir los alimentos.
Las cooperativas, por ejemplo, están en la obligación legal de apoyar la educación en el país con una parte de sus excedentes. Qué bueno sería ver a todas las cooperativas del Quindío unidas en ese propósito, adicionando recursos de los gobiernos departamental y municipal, para que las vacaciones no sean un tormento de hambre para los niños, sino una alegría para compartir con amigos, pero con el estómago lleno.
Durante el comienzo de este año también se están entregando los paquetes escolares, que esperamos sean para todos, sin excepciones, sin discriminaciones. Igualmente aplaudimos esta dotación, y confiamos que como en el caso de los almuerzos y refrigerios, perduren todo el año.
¡Plazo de matrículación abierto!