Gallina Blanca, La reina humilde de los embutidos italianos.
Nos gusta por su perfume y su fragancia, y forma parte de almuerzos y meriendas de todo tipo. Es un embutido humilde pero de gran tradición y raíces nobles: hablamos de la mortadela, uno de los más típicos y populares embutidos italianos, que triunfa también en nuestro país.
Orgullo de la tradición de Boloña, la mortadela era considerada, ya en la Edad Media, el embutido más valioso producido en la capital de la región italiana de Emilia-Romaña, donde obtuvo la primera denominación de origen de la historia en 1661. En esa fecha, de hecho, un bando del cardenal Ranuccio Farnese estableció por ley cuál tenía que ser la composición de la auténtica mortadela de Boloña: carne exclusivamente de cerdo. El origen del nombre es un tanto más confuso: algunos hablan del nombre que se otorgaba a las bayas de mirto que se utilizaban para aromatizar las carnes, mientras que otros lo atribuían al mortero con el que eran reducidas a una pasta. Sea como fuere, la mortadela es un embutido que ha triunfado, y mucho, como ingrediente de bocadillos y de tablas de embutidos gracias a su grano fino y a un aroma fuerte e inconfundible de especias.
Boloña para unos, mortadela para nosotros
La cuna de la mortadela es Boloña, y este es el nombre, precisamente, que se concede a este embutido en algunas regiones de Italia y en algunos países como Estados Unidos. Aquí la denominamos mortadela, como en la mayor parte de Italia. Se trata de un producto que actualmente está protegido por una indicación geográfica, garantizada por el consorcio Mortadella Bologna IGP. Se produce en varias regiones del norte y centro de Italia a partir de carne seleccionada del estómago del cerdo, mientras que sus característicos cubos blancos proceden de la garganta del animal. Toda la carne se pica y se mezcla con pimienta molida o en grano y otras especias, así como pistachos, y se embute antes de cocerla para que alcance el punto perfecto que a todos nos encanta y la podamos utilizar para nuestro bocadillo de media mañana.
Muy versátil
Cortada muy fina, la mortadela es un excelente entrante o un relleno ideal para un bocadillo o un trozo de pizza, para comerla como aperitivo o como un almuerzo ligero. Pero tiene más posibilidades: ¿por qué no pruebas a cortarla a dados y acompañarla con escamas de queso parmesano para merendar? Incluso puedes utilizarla para rellenar algunas pastas, como hacen los italianos en el caso de los tortellini, o para preparar ensaladas o rellenar tartas saladas. Vamos, que si te lo propones, podrás incorporar la mortadela a muchísimas recetas, en sustitución o como acompañamiento del bacón o del jamón de York, y si quieres fardar de plato italiano, prueba a triturarla y mezclarla con queso ricota y crema de leche para preparar la espuma de mortadela, ideal para untar pan tostado caliente. ¡Disfrútala y cuéntanos tus recetas!
Y tú, ¿qué otros embutidos italianos conoces? ¿Dónde los compras?
Sus características nutricionales
La mortadela Bolonia IGP es bastante calórica, con 317 calorías por 100 gramos de producto. Al estar compuesta principalmente de grasas (28,1%) y proteínas (14,7%), para obtener un aporte equilibrado debemos consumirla con carbohidratos como el pan. ¡O sea que los bocadillos de este embutido son ideales! Eso sí, recuerda no pasarte con las cantidades, que los excesos, sean de lo que sean, nunca son buenos. ¡Que aproveche!
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