Esta semana ha salido en diversos medios de comunicación que en Estados Unidos el cóctel de vino y refresco de cola está causando furor. Además, al contrario que aquí que se toma normalmente en botellones y está considerado como bebida “menor”, allí se toma en los sitios más chic, como si fuera el cóctel de moda, sobre todo en la costa este, aunque su crecimiento está llegando a todo el país.
No sólo en Estados Unidos, en otros países de América esta bebida está experimentando un crecimiento potencial muy importante. Investigando un poco, compruebo los innumerables nombres que tiene; se le llama también Rioja libre. En Chile jote, tincola , en Uruguay vino cortado, en Argentina Rocanrol, «rifle», «cokero», «cascarudo», «vinola» o simplemente «vino con cola». En Brasil también conocido como vinhoca (viñoca). En determinadas zonas de Asturias se le conoce como «galbao».
Cómo pueden ver está extendido por muchísimos sitios. Aunque es cierto que mayoritariamente está considerada como una bebida innoble, hecha con los vinos de menos calidad.
Hablo del calimocho, pero aquí tenemos también la sangría, el tinto de verano, la serrana, hay muchas bebidas cuya base principal es el vino, pero que se mezclan con otras bebidas. Esto se hace desde hace muchísimo tiempo y normalmente iba encaminado a encubrir defectos del vino buscándose una bebida refrescante para los meses calurosos y tomando como base la bebida que se tenía más a mano: el vino.
También hay detractores de este tipo de bebidas, he llegado a leer artículos en los que se denostaban enormemente, gente que no las admitía bajo ningún punto de vista… No es eso. Por supuesto, no podemos comparar esto con un buen vino, pero es que son cosas totalmente diferentes, no tienen nada que ver ni lo pretenden, que es lo bueno. Pero es una forma más de consumir vino y de que la juventud lo empiece a ver como una bebida natural.
En los calurosos días de verano, sentado en una terraza al atardecer no puedes pretender que la gente se tome un crianza o un reserva. Lo habitual es que se decanten hacia la cerveza. Se puede tomar un blanco o un rosado fresquito, sí, pero quien no está acostumbrado no lo pide. Sin embargo un vino de verano, sangría o calimocho, sí puede ser y lo es en muchos casos, un sustituto de la cerveza. Más tarde, quizá en la cena, si se pueda pedir una botella de buen vino. Cada momento, cada ocasión tiene su bebida y si logramos que sea con el vino como protagonista, mejor.
Deberíamos desprendernos de viejos temores, de la convicción de que el vino es el vino, y cualquier variación es desvirtuarlo. Debemos abrirnos a lo que el consumidor quiere y demanda, que al fin y al cabo el consumidor es el “dueño de cada bodega”. No sería poco si consiguiéramos que la gente joven comenzara a sustituir la cerveza, o las bebidas blancas por el vino, aunque fuera combinado. No tengo los datos, pero si supiéramos el vino que se consume al año convertido en calimocho, tinto de verano o sangría, seguro que nos asombraríamos…
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