La relación entre la alimentación y la salud no es sólo un concepto teórico.
El primer paso
Son numerosos los trabajos científicos publicados en los últimos años que avalan la posibilidad de una estrecha relación entre el consumo de alimentos y el desarrollo de ciertas enfermedades de tipo crónico. Como ejemplo de lo anterior podemos citar la relación existente entre el consumo excesivo de grasa saturada y colesterol y la aparición de enfermedades cardiovasculares.
Esta preocupación por la relación entre la alimentación y la salud no es sólo un concepto teórico manejado por los profesionales de la salud y la nutrición, sino que todos nosotros lo hemos ido percibiendo a través de los productos que consumimos.
Así, si recordamos, en la década de los 80 irrumpió con fuerza en el mercado alimentario la relación entre alimentación y salud a través de los denominados ''alimentos sin'', que eran productos en los que se habían eliminado o reducido parcialmente algunos nutrientes que, en exceso, podrían tener un efecto nocivo para la salud.
Fue así cómo nacieron los alimentos bajos en calorías, bajos en colesterol, bajos en sodio, sin gluten, etc... Pues bien, en la actualidad hemos pasado de los alimentos ''sin'' a los alimentos ''con'' o alimentos para la salud (funcionales), de los que vamos a hablar a continuación.
¿Qué son?
Existen distintas definiciones, pero una de ellas los define como alimentos que, además de la función de nutrir (dada su composición en nutrientes) y de proporcionar placer (con su sabor, aroma...), poseen una tercera función: influir positivamente sobre la salud o sobre una determinada función fisiológica.
Este efecto positivo puede referirse a una reducción de los niveles de colesterol, una potenciación del sistema inmune, fortalecimiento de huesos y dientes o mejora de la funcionalidad intestinal, por citar algunos casos.
¿Cómo surgen?
A mediados de la década de los 80 surgió en Japón este nuevo concepto de alimentos. El envejecimiento progresivo de la población japonesa, junto con el incremento de los gastos sanitarios, hicieron que el gobierno japonés se planteara la necesidad de fomentar programas de desarrollo de productos alimentarios que pudieran ejercer un efecto positivo sobre la salud y reducir a largo plazo los costosos gastos del sistema de salud.
Nacieron así los denominados ''alimentos para la salud (funcionales)'' o ''Kinoseishokuhin''.
Características
- Ejercen un efecto positivo sobre la salud o sobre una función fisiológica que se deriva de la presencia de ingredientes que son componentes naturales o que forman parte de la formulación del producto.
- Se diferencian claramente de otros productos farmacéuticos o parafarmacéuticos en función de la naturaleza del beneficio que ejercen y del modo de administración.
De esta forma, los alimentos se situarían en el margen superior derecho y los fármacos en el margen inferior izquierdo. Además, se observa la diferencia entre los alimentos funcionales y los nutracéuticos: los primeros se administran en forma de alimentos y los segundos son preparados farmacéuticos.
Por ejemplo, una leche enriquecida en ácidos grasos omega-3 es un alimento funcional, y una cápsula con estos mismos omega-3 es un nutracéutico.
De un modo general, se pueden describir tres condiciones que definen el carácter ''funcional'' de un alimento:
- Ha de responder a las características de un alimento.
- Siempre debe ser consumido formando parte de la elaboración de los platos que integran los menús de las dietas alimenticias.
- El alimento debe ejercer, una vez ingerido, un efecto positivo sobre una determinada función fisiológica.
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