Los melocotones en conserva de almíbar presenta un contenido energético (92 kcal/100 g).
El MELOCOTÓN (Peach. Prunus persica) es el fruto del melocotonero, árbol de la familia de las rosáceas. Es una drupa típica: pulpa carnosa con un hueso duro en el centro. Normalmente su color es amarillo con tonalidades rojizas, y se encuentra dividido por una hendidura que le da su forma característica.
Procede de China Septentrional, donde ya era conocido en el tercer milenio antes de Cristo, y era considerado símbolo de fecundidad. Llegó a Europa y desde aquí se extendió a América. Fue introducido en Roma en los días de Augusto, donde se distribuyó por todo Occidente. Estuvo considerada una fruta de carácter excepcional en sus inicios, aunque su popularidad decayó durante la Edad Media, para ser recuperada poco después.
Hay más de dos mil variedades de melocotón, incluyendo las que han sido mejoradas por injerto. Entre las más conocidas están: alba, alboplena, atropurpúrea, péndula, purpúrea, rosea, rubra, rubroplena y calanda. Catherina es una especie que destaca por su aroma exquisito y su pulpa jugosa. El melocotón se puede clasificar en tres familias: de pulpa blanca, de pulpa amarilla y tipo pavía -de pulpa dura o semidura adherida a la semilla-.
Este fruto, en España, llega al mercado durante la primera quincena de mayo procedente de Sevilla, Huelva y Valencia. En julio lo hacen los procedentes de Murcia, Extremadura, Tarragona y Barcelona, por último, los que aparecen en septiembre son de Lérida y Aragón. Pese a esta estacionalidad, es una fruta disponible durante todo el año debido a que es común conservarla en almíbar.
Como comentábamos en su interior tiene un hueso duro, que junto a otros desperdicios hace que se consuman 88 gramos por cada 100 gramos de producto fresco, si elegimos la variedad en almíbar consumiremos 100 g por cada 100 g de productos envasado.
El principal componente cuantitativo de los melocotones es el agua (89 %). En relación a la energía contienen como media 41 kcal/100 g de porción comestible, es decir, que un melocotón que pesará aproximadamente 200 g aportaría a nuestra dieta 72,2 kcal, son un alimento pobre en proteína (0,6 %), practicamente no contienen grasa y no tienen colesterol. Al igual que otros alimentos del grupo de las frutas, son ricos en fibra, contienen una mezcla de ambos tipos (con predominio de la insoluble), que contribuirá a la mejora del tránsito intestinal.
Los melocotones en conserva de almíbar presenta un contenido energético (92 kcal/100 g) y en hidratos de carbono (22 g/100 g) superior a los frescos, debido a su proceso de elaboración, en el que se añaden 250g de azúcar/1 kg de melocotón.
También aportan micronutrientes, entre los que podemos resaltar minerales, como el potasio y vitaminas, entre las que destacan los equivalentes de niacina y la vitamina C -con un melocotón se cubren más del 20% de las ingestas diarias recomendadas de esta vitamina-, y proporciones moderadas de carotenoides con actividad provitamínica A como alfa-caroteno, beta-caroteno y criptoxantina, y otros carotenoides sin esta actividad como luteína y zeaxantina. El característico color de este fruto se debe al β-caroteno.
En su composición también encontramos cumarinas, compuestos a los que se les atribuye acción protectora vascular debido a su capacidad de disminuir la permeabilidad de los capilares y aumentar su resistencia, lo que beneficia la microcirculación venosa mejorando la tonicidad de las paredes. Además, a estas sustancias también se les han atribuido supuestos efectos anticancerígenos.
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