La fruta contiene azúcares, que son los responsables de la mala fama de ciertas variantes.
Uno de los mitos más difundidos en el ámbito de la alimentación es que algunas frutas engordan, hasta el punto de que no pueden consumirse en algunas dietas de adelgazamiento, como los plátanos o las uvas. La verdad es que nadie engorda sólo por comer fruta. Vamos a intentar desmontar este mito.
Para empezar, no podemos dejar de remarcar la importancia de la fruta en la alimentación de cualquier persona, ya que aporta fibra, vitaminas y minerales, y antioxidantes como la vitamina C, vitamina E, beta-caroteno, licopeno, luteína, flavonoides, antocianinas, etc.
Además, la fruta contiene azúcares, que son los responsables de la mala fama de ciertas variantes. De hecho, estos azúcares son fructosa, glucosa y sacarosa, unidades simples de los denominados hidratos de carbono que aportan muy pocas calorías por gramo. Por lo tanto, nos van a engordar mucho menos que otras comidas que tomamos habitualmente sin temores.
Una de las frutas que tiene peor fama a la hora de hacer una dieta son los plátanos, que se supone engordan. De hecho, tiene las mismas calorías que una manzana, por lo que cortado en una macedonia o una brocheta es igual de saludable y dietético que la manzana. Por lo tanto, la creencia de que engorda viene de que se mastica más rápido y más fácil, y además suele ser el ingrediente de muchos postres hipercalóricos, ya que es una fruta muy adecuada para la repostería.
Rechazando un plátano por la idea de que engorda, en realidad, rechazamos otras muchas sustancias que son necesarias para nuestro organismo, como el potasio, magnesio y ácido fólico. Hay que tener en cuenta que el potasio es necesario para el impulso nervioso y para la actividad muscular normal; el magnesio se relaciona con el funcionamiento de intestino, nervios y músculos; y el ácido fólico contribuye a tratar o prevenir anemias y la espina bífida en el embarazo.
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